DEPORTE
CERA

Huracán Fuster

  • Ares fue, sin duda, la sorpresa del año
  • El accidente de Gran Canaria hipotecó la temporada a Vallejo
  • La categoría R2 fue uno de los principales alicientes del certamen

Fuster se desquitó a lo grande esta temporada de la espinita que se le había quedado clavada el año anterior, después de haber perdido el título ante Vallejo. A pesar de su inexperiencia al volante de un Porsche 2010, el piloto de Auto-Laca se amoldó en seguida al nuevo bólido que puso en sus manos el equipo RMC. Y nada más estrenarlo en las dos pruebas canarias que inauguraron el calendario, el levantino ejerció con él una primacía en los primeros rallyes de la temporada, gracias a la cual pudo encarrilar desde el principio su ofensiva por ganar el pentacampeonato.

Con cuatro victorias consecutivas en su casillero, Fuster dominaba en solitario el Nacional al comienzo del periplo gallego. Fue entonces cuando tuvo lugar la eclosión definitiva de Ares, el único rival que osó a rebelarse ante la hegemonía que venía ejerciendo el piloto de Benidorm, en esa suerte de monomarca Porsche que se constituyó de improviso en la parte alta del certamen.

En el transcurso del verano, el joven coruñés ganó con autoridad, de manera correlativa, en Ourense y Ferrol, donde estrenó un Porsche 2010, más evolucionado que la versión que había pilotado hasta entonces, con el propósito de intentar disputar el título a la desesperada a Fuster. Un arduo objetivo que, finalmente, no logró cumplir.

El alicantino se reencontro con el triunfo en los tramos de Oviedo y, dos semanas después, logró un tercer puesto en Llanes que le bastó para sentenciar su quinto entorchado nacional. Aún así, Ares cerró su primera campaña completa en el Nacional muy satisfecho, con el subcampeonato de España en el bolsillo, tres victorias en el zurrón, y el prurito de haberse convertido en la nueva figura del certamen.

Por el contrario, otro equipo gallego, el de Vallejo, que conmemoraba este 2015 su trigésimo aniversario en el mundo de la competición, vivió una convulsa temporada, que se vio hipotecada decisivamente por el violento accidente que sufrieron los hermanos de Meira en la segunda etapa del Rallye Islas Canarias. Un serio contratiempo que condicionó su presupuesto y su moral para el resto del campeonato. Aunque en Llanes, al menos, pudieron darse una alegría y volver a ganar.

El que ganó, de calle, además, la Mitsubishi Evo Cup, fue Cristian García, el nuevo pupilo que acogió en su equipo Roberto Méndez como vencedor de la Beca RMC el año anterior. A pesar de que nunca antes se había subido a un potente R4, el joven aragonés firmó una actuación impecable durante toda la temporada; terminó todos los rallyes y alcanzó, incluso, un podio en el Rallye de Ourense, a espaldas de los intocables Porsche, con los que no tuvo posibilidades de medirse en ningún momento de la temporada.

Por el contrario, los que sí echaron carreras, y de las buenas, fueron los pequeños R2; una categoría accesible, potenciada desde el principio por el equipo Opel, que se fue retroalimentando con el transcurso de los rallyes, para acabar convirtiéndose en uno de los principales focos de atención del Nacional.

Vallín, campeón el año anterior, lideró al inicio del campeonato con el Adam, frente al amplio ramillete de Peugeot 208 que se encontró enfrente. Sin embargo, un par de errores en los rallyes gallegos, y un pinchazo cuando rodaba líder en Llanes, comprometieron seriamente las opciones del asturiano por revalidar el campeonato, que acabó resolviéndose en Madrid a favor de Senra.

A pesar de los infortunios que sufrió su jefe de filas, Opel consiguió resolver la temporada ganando el Trofeo de España Femenino, y también el Júnior, con Vilariño y Paniceres, los dos pilotos incorporados en 2015 al equipo alemán, que se consolidó a lo largo del año como una de las estructuras más potentes del campeonato.

Suzuki, la marca oficial con mayor presencia en la era moderna del Nacional, vio alterados sus planes a raíz del accidente de esquí que sufrió Vinyes, su jefe de filas, y que le mantuvo convaleciente, apartado de los tramos, durante todo el año. Ante esa tesitura, la compañía decidió ceder el Swift S1600 del andorrano a Hevia, incluso a Fuster -en Ourense y Madrid-, para que formaran dupla con Antxustegi, quien se adjudicó el título de Dos Ruedas Motrices a final de año.

Dentro de la monomarca que organiza Suzuki, Díaz volvió a mostrarse imparable, sumando un nuevo entorchado que le legitima para abordar ya cotas mayores a partir de ahora. Monarri ganó también de calle, como era de esperar, la segunda edición de la Copa Dacia Sandero, mucho más nutrida de participantes que el año anterior. Y su compañero de marca, Cima, tampoco encontró oposición en el nuevo Trofeo Clio R3T que puso en marcha Renault España en la Península Ibérica.

Autor
Nacho Villarín
Periodista por vocación. Apasionado al motor desde crío. Especialista en rallyes de MARCA. Colaborador de MotorEnLínea, TodoRacing, Turini y Vuelta Rápida GT.
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