Ante situaciones excepcionales, medidas excepcionales. Días después de haber tenido que paralizar la producción en su planta de Martorell, el engranaje de SEAT no se ha parado por completo. Ante una emergencia sanitaria sin precedentes en la historia reciente de este país, el fabricante automovilístico ha puesto a disposición del Gobierno su capacidad tecnológica para ayudar en lo más urgente: la fabricación de respiradores.
En las comunidades autónomas más castigadas por el brote infeccioso lo más perentorio son estos dispositivos que proporcionan respiración asistida a los enfermos críticos del COVID-19. Mientras otros sectores intentan cubrir otras carencias como los equipamientos de protección individual o las mascarillas, herramientas tan complejas como un respirador requiere de una tecnología y una capacidad productiva al alcance de no todos los sectores.
SEAT no está solo. Detrás está el Consorcio de la Zona Franca (CZFB) que integra a otra multinacional como HP, que aporta su tecnología de impresión 3D, y Leitat. Ésta empresa ha diseñado el respirador y tras días de trabajo se ha desarrollado un prototipo aprobado por centros hospitalarios que también forman parte del proyecto. El objetivo es llegar a una capacidad de producción de entre cincuenta y cien unidades diarias esta semana.
El consorcio ha hecho extensiva esta iniciativa a la Unión Europea, el Ministerio de Industria y la Generalitat de Cataluña. Sus responsables han contactado con las autoridades europeas para transmitirles el listado de equipo, recursos y materiales de los que disponen para dar cobertura a cualquier necesidad que requiera de impresión 3D. Esto incluye el personal técnico, diseñadores, operadores y jefes de producción, pero también equipamiento de última tecnología, herramientas de software y equipos de impresión y postprocesado.
El CZFB tiene las puertas de este proyecto urgente abiertas a otras empresas y emprendedores que puedan ayudar a frenar el contagio y sus efectos.