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Renault Megane E-TECH Eléctrico, al detalle

  • El perfil está claro y sitúa en la órbita de los SUV cupé
  • Nuevo ecosistema digital OpenR
  • Motor eléctrico de 160 kW (220 CV) y 300 Nm de par

Pues va a ser verdad que se ha producido una auténtica revolución en Renault, o como ellos mismos la han denominado, Renaulition, término acuñado para explicar el nuevo plan estratégico emprendido por el Grupo pero igualmente aplicable a la transformación experimentada por modelos como el nuevo Megane.

En su última edición, este clásico de la gama del fabricante francés se reinventa para, manteniendo sus dimensiones compactas, convertirse en un interesante SUV eléctrico. Junto al debut de un nuevo lenguaje de diseño, es evidente que estamos ante un producto súper avanzado donde además de las ventajas derivadas de su sistema propulsor, se otorga prioridad a aspectos como la habitabilidad y la conducción, y de forma casi abrumadora a la conectividad, que alcanza desde las funciones más básicas hasta un elevado estándar de interacción con el vehículo y el entorno.

No se dejen engañar por sus dimensiones exteriores. Su particular arquitectura, de cortos voladizos y generosa distancia entre ejes -2,70 metros-, permite disfrutar de un espacio a bordo práctico y funcional tanto en las plazas delanteras como traseras. Sorprende también los 440 litros de capacidad con los que cuenta el maletero, de lo mejorcito de su categoría.

Antes echemos un vistazo a la nueva carrocería. El perfil está claro, sus formas alargadas, escasa altura -1,50 metros- y el techo en ligera caída lo sitúa en la órbita de los SUV cupé, un estilo que con la llegada masiva de modelos eléctricos se ha convertido en tendencia en parte justificada por las ventajas que aporta en términos de eficiencia aerodinámica. Todo lo que sea ganarle la batalla a la autonomía es bienvenido y en este aspecto, recursos como los tiradores de las puertas delanteras enrasados -los traseros encastrados en el marco-, las aperturas para el paso del aire en los extremos del parachoques e incluso, las pequeñas aletas que sobresalen del perfil de los embellecedores de los pasos de rueda traseros, suma.

Otros detalles aluden a su pertenencia a la nueva familia de modelos de la gama de fabricante francés. Son, por supuesto, el nuevo logo bien visible en el centro del frontal, la nueva firma luminosa, el listón iluminado que conecta los grupos ópticos traseros con efecto 3D, o el nombre del modelo en el portón posterior, en este caso concreto con la ‘e’ final en acabado dorado alusiva a su origen como modelo eléctrico. Los neumáticos de gran tamaño, de 20 pulgadas en nuestra unidad de prueba en versión “iconic”, el techo flotante que desemboca en un prominente alerón y los protectores que acompañan a todo el perímetro inferior le otorgan ese aspecto fornido a la vez que deportivo que le sienta tan bien.

SOBRESALIENTE

Nada más cruzar el umbral de las puertas la impresión es de lo más positiva. El espacio, la iluminación ambiental y la alta calidad de los acabados invitan a descubrir el resto de su acogedor habitáculo en el que destaca el original despliegue de pantallas sobre el que descansa buena parte de los elementos de control e información. Renault lo denomina OpenR y lo forman el panel de instrumentos y una gran pantalla orientada verticalmente con resolución 4K. Ahora volveremos sobre ello…

Con el ajuste eléctrico de los asientos -también calefactados y con función de masaje- iniciamos el proceso de acomodo que continuamos con la alineación de los retrovisores. Primero los exteriores y, a continuación ¡Oh, sorpresa! El espejo interior también está formado por una pantalla sobre la que se proyecta con gran nitidez las imágenes captadas por la cámara situada en la parte superior de la luneta trasera.

Otro elemento reseñable es el reposabrazos central en el que encontramos dos tomas USB tipo-C y una de 12 V. Detrás existen dos conectores USB más, destinados a los pasajeros de los asientos traseros. Además, y bajo el display principal se sitúan los mandos independientes de la calefacción, y a continuación, la plataforma de recarga por inducción del teléfono móvil, todo muy a mano.

Sobre el ecosistema digital apuntar que la instrumentación dispone de hasta cuatro modos de visualización, configurables a través de los mandos situados en el volante. Uno está destinado a la navegación, el resto y junto a la velocidad, permite monitorizar la gestión de los parámetros principales de la conducción eléctrica -consumo, autonomía o los niveles del sistema de retención de la frenada regenerativa-.

Capítulo aparte merece el sistema multimedia (Open R Link). Basado en Android Automotive, ofrece acceso a muchos de los servicios desarrollados por Google, incluido, como no, Google Maps y las aplicaciones asociadas a Google Assistant y Google Play. Renault ofrece una suscripción inicial y las actualizaciones de los servicios de forma gratuita durante un periodo de cinco años. También existen otras funciones y servicios específicos pertenecientes a la plataforma My Renault.

La interacción con el usuario se puede realizar de forma táctil al estilo de una tableta, deslizando, ampliando o reduciendo la información proyectada, o mediante el asistente de voz integrado. Otro rasgo distintivo del Megane eléctrico es el sistema de sonido, responsabilidad que recae en los especialistas de Harman Kardom, el único capaz de romper el excepcional trabajo de aislamiento del que se disfruta a bordo del vehículo.

CASI 500 KM DE AUTONOMÍA

La gama del nuevo Megane Eléctrico ofrece dos niveles de potencia y dos conjuntos de baterías de distinta capacidad. La versión ‘iconic’ de nuestra unidad de prueba está dotada de la más prestacional en la que un motor eléctrico de 160 kW (220 CV) y 300 Nm de par recibe la energía de un pack de baterías de 60 kWh para una autonomía total de 470 kilómetros. El consumo medio durante el periodo que se prolongó la prueba fue de unos 15,3 kWh/100 kilómetros, en el que alternamos los tres modos de conducción seleccionables – Eco, Comfort, Sport-. Existe un cuarto programa “Personalizable” que podemos configurar a medida.

Las sensaciones de conducción -también la ambientación- cambian según el perfil escogido, incidiendo en aspectos básicos como la entrega de potencia del motor y la respuesta del acelerador, también sobre la dureza de la dirección.

Sin embargo, es su estabilidad y comodidad a la hora de conducirlo lo que más nos ha sorprendido. Su bajo centro de gravedad, el equilibrio entre los ejes y el buen hacer de las suspensiones permiten contrarrestar las fuertes inercias que se producen en este tipo de vehículos debido al peso extra que aporta las baterías. Así, en ciudad es una auténtica alfombra mientras en carreteras viradas impresiona su agilidad y destreza a la hora de enlazar curvas. Si además -como nosotros- eres de los que te gusta ‘jugar’ con los accionadores del volante que gestionan los niveles de frenado regenerativo, no solo encontrarás diversión sino que conseguirás con ello compensar el consumo energía y conservar los niveles de autonomía.

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