Porsche parecía mantener un pacto no escrito por el cual no había entrado a desarrollar vehículos con diseño hiper-car. Con el Mission X la marca traspasa esa línea roja e incluso la de sus deportivos más icónicos como el 595, el Carrera GT y el 918 Spyder, para, avisan, “orientarnos en el desarrollo de nuestros futuros modelos de producción en serie”.
El contexto -la inauguración de la exposición “75 años de automóviles deportivos Porsche”-, era el escenario más propicio para sacar a la palestra el potencial de la firma alemana por el que se establecen nuevos principios sobre los que desarrollar sus productos a medio y largo plazo.
El Mission X bi-plaza es precisamente eso, la proyección de un faro sobre la que empezar a trabajar. Mide aproximadamente 4,5 metros de largo por dos de ancho. La distancia entre es de 2,73 metros y lleva ruedas de 20 pulgadas delante y de 21 detrás. Se trata, por tanto, de un deportivo compacto, con una altura no superior a 1,2 metros, con un diseño inspirado en los vehículos que compiten en “Resistencia” pero al mismo tiempo acabado en un elegantísimo color Rocket Metallic exclusivo, con insertos en los bajos en tejido de carbono. Las llantas destacan por los detalles, las del eje trasero dotadas de ‘aeroblades’ casi transparentes, con forma de turbina, para lograr una mejor refrigeración del sistema de frenos.
Las referencias a la máxima categoría que ha participado en el centernario de la prueba de Le Mans son permanentes. Es el caso de la cúpula redonda con parabrisas de cristal o las puertas fijadas a los pilares A y el techo que se abren finalmente hacia arriba. Otro elemento que llama la atención es la firma lumínica. Los diseñadores han reinterpretado el característico gráfico de cuatro puntos de Porsche dándole una orientación vertical muy apropiada.
La parte posterior se caracteriza por una unidad luminosa que parece flotar, donde destacan las letras Porsche transparentes e iluminadas. La escultural luz trasera emerge, como suspendida en el aire, de una moderna estructura de soporte y se extiende por toda la anchura del vehículo en cuatro segmentos. Mientras se carga, la “E” de las letras Porsche parpadea.
Sí, porque no lo habíamos dicho, pero el Mission X es eléctrico y el objetivo, en caso de que pase a la producción en serie, es que sea el vehículo homologado para circular por carretera más rápido en Nürburgring Nordschleif. Para conseguirlo y hasta conocer cuáles son sus credenciales a nivel mecánico, es establecer una relación entre peso y potencia de aproximadamente un caballo por kilo, alcanzar un valor de apoyo aerodinámico muy superior al 911 GT3 RS actual y lo definitivo, ser aproximadamente el doble de rápido que lo es el actual Taycan Turbo S, ahí queda eso.
La batería está instalada en el centro, detrás de los asientos del vehículo. Esta disposición permite al igual que en un coche con motor central convencional, centrar las masas y proporcionar la base para una excelente agilidad.
A bordo, como curiosidad, los dos asientos tienen colores diferentes, el del conductor, en gris Kalahari, formando una única unidad cromática con la consola central y el salpicadero. El paralelismo con la competición es más que evidente, los asientos están construidos en CFRP, cuenta con cinturones de seguridad con anclaje de seis puntos y el volante es abierto por la parte superior. Los relojes están diseñados para su uso tanto en circuito como en rallye y pueden mostrar los tiempos por vuelta o los datos esenciales de la conducción, entre otra información.
