Unos cambios que se centran de una forma muy especial en su diseño. La versión 2010 del SUV de Mitsubishi adapta su estética al nuevo estándar de la marca al adaptar a su frontal la característica parrilla Jet Fighter que estrenó el Lancer y que ya vimos en el nuevo Colt.
Originalmente lanzado en Europa durante la primavera de 2007, el Outlander (un coche que sirve como base también del Peugeot 4007) ha sido muy bien acogido por los europeos, como una atractiva alternativa a los tradicionales vehículos de tamaño medio y a los familiares tipo station wagon. De hecho, las dificultades que ha atravesado el mercado del automóvil y que han afectado de una forma especialmente severa al sector de los todo terrenos ha hecho que las marcas con una mayor presencia en esta categoría se hayan volcado en los todocamino de tamaño medio como el Outlander.
Por ello, en su versión 2010 este Mitsubishi trata de reforzar ese carácter polivalente, intentado apropiarse del confort de un familiar, la amplitud de un monovolumen, las capacidades de un 4x4 y el dinamismo de una berlina deportiva. Todo esto es el nuevo Outlander, un crossover para todo tipo de climatologías y superficies y que pretende postularse como el familiar total por su capacidad hasta para siete pasajeros.
Su excelente dinámica procede de la suspensión independiente a las cuatro ruedas, sus frenos de altas prestaciones y el bajo centro de gravedad. A este último aspecto contribuye un techo de aluminio utilizando la tecnología probada con éxito en el Lancer Evolution. Mitsubishi se aprovecha de todo su saber hacer en vehículos de tracción total con un carácter abiertamente deportivo para dotar al nuevo Outlander de una tecnología muy evolucionada. Gracias al sistema de tracción All Wheel Control en perfecto maridaje con el Sistema de Control Activo de Estabilidad (que incluye también el Control de Tracción), se consigue una conducción progresiva y suave en pistas complicadas. Esta manejabilidad y seguridad se hace extensiva ya no sólo a todo tipo de terreno, también a la conducción bajo cualquier inclemencia meteorológica, pudiendo seleccionar desde el modo 2WD hasta el 4WD Lock.
Sus motores
La nueva gama Outlander se compone de dos motores diesel, un 2.0 DI-D de 140 CV y 310 Nm con tecnología pump-jet y un 2.2 DI-D de 156 CV y 380 Nm de inyección directa common rail. En gasolina la oferta se compone del 2.0 MIVEC con control electrónico de alzado variable de válvulas que eroga 147 CV y 199 Nm. Los motores diesel pueden equipar una caja de transmisión manual de 6 velocidades, mientras que sólo la mecánica 2.2 DID dispondrá de una de las grandes novedades que incorpora esta segunda generación, la caja automática de doble embrague TC-SST. Esta avanzada transmisión es otra de las herencias que el Outlander recibe de la joya de la corona de Mitsubishi, el Lancer Evolution MR. Por ello, y a pesar de ser un SUV, con este cambio automático de doble embrague se dispone de un mando secuencial a través de unas levas de magnesio que van pegadas al volante.
Para alcanzar un mayor grado de excelencia, el nuevo Outlander estrena interior con nuevos revestimientos, tapizados e instrumentos de mayor calidad y refinamiento. También amplía su abanico de equipamientos con nuevas entradas como las ópticas bi-xenón con sistema de luces adaptativo, asistente de arranque en pendientes o los sensores de luz y lluvia para los automatismos de grupos ópticos y limpiaparabrisas. También es novedad el portón trasero dividido en dos mitades que facilita la carga y descarga del maletero o la función MMC de autoplegado de la segunda fila de asientos con sólo un paso. En este mismo sentido, el nuevo Outlander también estrena un nuevo sistema de asientos flexible mediante la cual, la tercera fila de asientos se puede escamotear completamente bajo el piso.