COCHES
Prueba

Músculo, corazón y cabeza

  • De 0 a 100 km/h en 4,5 segundos
  • Se nos agotan los halagos para el cambio S tronic de siete marchas
  • El tren de rodaje tiene una mayor anchura de vías

En el año largo que lleva entre nosotros, el Q3 Sportback se ha convertido en la revelación de la gama Audi. Su papel debía de ser el de complemento coupé a su hermano mellizo, pero le ha superado en estilo y representatividad. Tiene percha y, se ponga lo que se ponga, le sienta bien. Imagínense en su versión más rabiosa y musculosa con la que, además, se amplía la saga RS. Audi Canarias lo ha puesto en nuestras manos y nosotros, para qué negarlo, lo hemos recibido con los brazos abiertos.

Un coche que acuna el galardonado motor 2.5 TFSI con 400 CV no es cualquier cosa. Son nueve las veces consecutivas en que el jurado del ‘International Engine of the Year’ lo ha elegido como el mejor de su categoría y, verdaderamente, su rendimiento es soberbio. Fino, como buen pentacilíndrico, a bajas y medias revoluciones, la explosión de potencia se produce por debajo de las 2.000 rpm y hasta las 5.850 rpm, el margen en que están disponibles los 480 Nm de par máximo. Cuenta con un sistema de distribución variable y doble inyección.

Con el modo más deportivo, la escalada del contador del velocímetro continúa hasta los 250 km/h, aunque nosotros nos limitamos a comprobar su sensacional capacidad de aceleración desde parado y hasta los 100 km/h en 4,5 segundos con el ‘launch control’, otro vestigio de la relación de los RS con la competición.

Pero no hace falta pisar a fondo el acelerador y tener al RS Q3 desbocado para disfrutar de otra de las características especiales de este motor: su sonido. Especialmente con ese modo deportivo activo en el Audi Drive Select, el calado de encendido y la línea de escape crean un rumor delicioso que –eso sí– se torna en bramido a medida que suben las revoluciones del motor.

¿Y qué decir del cambio? Sinceramente, se nos agotan los halagos para el S tronic de siete marchas y, por extensión, para las transmisiones de doble embrague del grupo. La compenetración es tal entre motor, cambio y electrónica que es casi imposible pillarle en un renuncio en modo automático o secuencial. Suavidad en una conducción tranquila y precisión en un pilotaje deportivo.

Hay software (electrónica) y hardware (chasis) en la razón de ser de ese comportamiento tan firme y preciso. Por un lado, la tracción total quattro, cuya gestión electrónica ha sido hecha a medida de este modelo y el control selectivo de par individual para cada rueda, que básicamente frena ligeramente las ruedas del interior de la curva para que la capacidad de tracción se focalice en las que tienen mayor contacto con el suelo y asistir en la entrada en curva. La puesta a punto del control de estabilidad y tracción también es específica. Y no tanto para permanecer más vigilantes porque esos 400 CV pueden meternos en apuros –que también–, sino para permitir algunas licencias en firmes con un agarre deficiente a conductores expertos.

Tren de rodaje específico

Pero el verdadero kilómetro cero de ese tacto tan consistente del RS Q3 Sportback es el tren de rodaje deportivo que no sólo rebaja en diez milímetros la altura de la carrocería, también le proporciona una anchura de vías ligeramente mayor (1.590/1.583 mm). La electrónica del Audi Drive Select hilvana suspensiones, dirección, cambio, cartografía del motor, escape y tracción total en seis modos. Los dos RS son configurables y se accede a ellos directamente mediante el botón RS Mode que estrena el volante. Al accionarlo, el RS Q3 tensa los músculos, endurece sus reacciones y multiplica el disfrute al volante.

Capítulo aparte merecen los frenos. Audi no escatimado en medios para mantener a raya el potencial de su nuevo RS: discos de acero ventilados y perforados de 375 mm de diámetro en el tren anterior y ventilados de 310 mm en el posterior mordidos todos ellos por pinzas de seis pistones que, si así lo solicita el cliente, pueden ir pintadas –como en esta unidad– de rojo ‘RS’. También es opcional el equipo de frenos cerámicos 10 kg más ligero que el convencional.

¿Y qué se puede decir del diseño? Si les parece distinto al Q3 Sportback convencional es porque lo es. Incluso sus dimensiones varían. Es 96 milímetros más largo, 10 mm más ancho y su distancia entre ejes –en consonancia con la mayor estabilidad que precisa un coche tan potente– es 77 mm superior. Un argumento importante para quienes defiendan la vía RS mediante criterios de espacio (tiene que haber de todo) es que es uno de los más espaciosos de su clase.

Estilazo deportivo

Pero el confort se le presupone a un modelo que lleva los cuatro aros entrelazados por bandera. El diseño es otro de los polos de atracción del RS Q3 Sportback, en concreto elementos distintivos como la parrilla ‘singleframe’ en color negro brillante, los paragolpes con unas amplias tomas de aire laterales enmarcadas por unas superficies que Audi llama blades y que tienen forma de bumerán.

El alerón de techo con un embellecedor en negro, los pasos de rueda sobredimensionados, el difusor posterior y la doble salida de escape oval hacen único a este modelo. El interior brilla en detalles como los asientos deportivos tapizados en cuero y alcántara o el volante, que además de su base plana incluye el botón RS que transforma el interfaz del cuadro de instrumentos digital.

 

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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