Como le sucedió a Ducati con su Monster, el fabricante inglés ha tenido la dificilísima tarea de remozar un modelo cuya inconfundible personalidad ha conquistado a muchísimos miles de moteros (65.000 para ser exactos) en los últimos 16 años. Esa identidad orbitaba alrededor de la doble óptica de insecto que se convirtió en una muletilla que adoptaron su hermana pequeña, la Street Triple 675 o la Rocket III. Pues bien, en la Speed Triple de 2011 el doble proyector pierde esa perfecta redondez para tomar una forma trapezoidal mucho más moderna.
Pero la metamorfosis es mucho más profunda. Su motor tricilíndrico, por ejemplo, sigue siendo el mismo de anteriores versiones, pero con alguna mejora –intuimos que electrónica- para elevar mínimamente su potencia a los 133 CV a 9.400 rpm y, algo que desde Hinckley se celebra, mejorando la entrega de par desde las 3.000 rpm. Si se tiene en cuenta que la Speed Triple siempre ha tenido en su portentoso motor tricilíndrico lleno de fuerza en cualquier punto del tacómetro una de sus grandes ventajas respecto a otras ‘mil’ desnudas, se entiende que con sólo un simple retoque el propulsor esté listo para medirse al batallón de rivales que le van surgiendo por todos los puntos cardinales.
El chasis conserva su particular fisonomía pero se apoya en el tren delantero sobre una nueva horquilla invertida de 43 milímetros totalmente regulable. Y aunque su aspecto es muy similar, el esqueleto de la nueva Speed Triple encierra modificaciones que más allá del ahorro de peso –2 kg menos- ha permitido recalibrar el reparto de éste para hacerla todavía más ágil. Detrás se mantiene uno de los grandes atractivos de las últimas generaciones de la naked inglesa, el basculante monobrazo, aunque las llantas son ahora mucho más livianas y llamativas. Las tapas del radiador, que en las generaciones pasadas pasaban desapercibidas, ahora toman el tono de la carrocería y son un elemento más del diseño personal de la nueva Speed Triple.
El depósito también es nuevo y respecto a la sencillez de las anteriores versiones es mucho más atrevido. Su forma tiene un claro componente estético, pero también colabora en esa redistribución de pesos para cargar en mayor medida en tren anterior y junto con el nuevo asiento más bajo y estrecho redefinen la posición de conducción acercando al piloto al suelo. Otros argumentos de su diseño original como la doble salida de escape junto a los asientos se mantiene, aunque de nuevo con un acabado mucho más refinado y moderno. En su catálogo de opcionales para personalizarla, Triumph mantiene los escapes Arrow en posición baja.
La mínima carrocería de la Speed Triple también cambia, desde el guardabarros delantero hasta el colín sobre el que descansa el nuevo asiento. Depósito, escapes, radiador –que ahora es curvo-, subchasis y hasta el soporte de los reposapiés trasero o el de la matrícula son nuevos y todos, más sofisticados. Sólo se mantienen los retrovisores, los intermitentes y los mandos, pero cambia el cuadro de instrumentos que añade un indicador de cambio de marcha. Respecto al modelo anterior, el nuevo añade un pequeño deflector o tapa de motor que el aporta un toque todavía más agresivo a naked inglesa que llegará en tres colores: blanco ‘crystal’, negro ‘phantom’ y rojo ‘diablo’.
Diseño y tecnología
A partir de aquí, y como pasa siempre que un icono pasa por quirófano, saldrán los extremistas que considerarán un error el rediseño y los que lo abrazarán sin importarles el qué dirán. De lo que no hay duda es que con la nueva Speed Triple, Triumph se adentra sin complejos en un mundo, el del diseño, que parecía territorio exclusivo de los fabricantes italianos. Desde un plano puramente técnico, la Speed Triple llevaba años entronada como una de las mejores naked de alta cilindrada y con las mejoras introducidas en chasis y motor seguirá entre la aristocracia de su categoría, de hecho las primeras revistas especializadas que se han subido a ella así lo confirman.
La nueva Triumph Speed Triple, que se presentó a principios de octubre en el Salón Intermot de Colonia, ya está en Canarias desde mediados de diciembre con un precio de 11.995 euros.