La pregunta es recurrente, también el perfil de los interesados. ¿Se va a lanzar una versión con motor de combustión? El tono con el que los más jóvenes exponen la cuestión lleva implícita la respuesta. Es interesante porque demuestra que el “producto” se conoce, eso sí, contrasta con un cierto sentimiento de aflicción sabedores también de que, al menos de momento, la marca no tiene previsto cambiar sus planes, el Renault 5 de nueva generación es y será eléctrico.
Lo positivo es que el modelo ha tenido un importante impacto en las nuevas generaciones y eso es un excelente punto de partida. La decisión de Renault de dar una segunda oportunidad a uno de grandes iconos ha sido todo un acierto. Yo invitaría a cualquiera que se haya sentido seducido por esta nueva edición a que, como hemos hecho nosotros, lo prueben. El nuevo “5” despierta sensaciones que quizás nunca imaginaste al volante de un vehículo eléctrico.
DE UN VISTAZO
El Renault 5 E-Tech, esa la denominación oficial, es un digno homenaje al modelo original de los años 70 y 80. Su tamaño compacto -mide 3,92 metros de longitud-, su expresión y el perfil escogido para la carrocería recuerdan al mítico R5, sin embargo, ahora se muestra más portentoso en todas sus dimensiones, a medio camino entre el coche de serie original y sus versiones deportivas de entonces como el Renault 5 Turbo.
Sin duda el trabajo de reinterpretación es notable y se demuestra en todos sus rasgos. El diseño de los grupos ópticos principales y los de luz diurna ubicados donde antes iban los antiniebla, así como los pilotos traseros en disposición vertical, es un buen ejemplo. También lo es la forma en la que se remarcan los pasos de rueda, elementos todos ellos que nos transportan al pasado desde una perspectiva moderna patente en cada uno de esos mismos detalles.
Esta representación al estilo de la época que nos toca vivir se aprecia además mediante la iluminación led, los elementos aerodinámicos o a través de lo que antaño era la rejilla de ventilación del capó, convertida ahora en un original indicador de carga con la forma del número 5 que se enciende cuando el conductor se acerca al vehículo. La paleta de colores “pop” unido a la opción de acabado bitono, así como la posibilidad de personalizar el estilo de la carrocería mediante vinilos decorativos realzan su carácter juvenil.
A BORDO
Si por fuera despierta interés, el habitáculo no se queda atrás. Renault apuesta por un diseño limpio, con un panel continuo para el cuadro de instrumentos digital y la pantalla principal, sin controles adicionales, al tiempo que deja completamente despajado el túnel central. Eso sí, mantiene algunos guiños al pasado como una selección textiles y texturas de origen reciclado, inspirados en los patrones originales. También existe una selección de elementos decorativos dispuestos a hacer de la cabina un espacio personal.
Sus dimensiones sugieren un tamaño interior generoso. El uso de una plataforma específica, su distancia entre ejes -2,54 metros-, unido a una inteligente distribución de los elementos son un desafío al espacio, proporcionando un habitáculo realmente cómodo y acogedor para todos los ocupantes.
La experiencia a bordo se completa con la incorporación de la última generación del sistema openR link con Google integrado lo que hace que la búsqueda y el acceso a los servicios resulte de lo más familiar. Como familiar es la relación con el avatar “Reno”, el asistente virtual de Renault, capaz de responder mediante lenguaje natural a cuestiones relacionadas con el vehículo y proporcionar información útil en tiempo real.
AL VOLANTE
Seguro que nos ganamos algún enemigo, pero se acabaron las vibraciones y los ruidos provenientes del motor. La gama cuenta de tres niveles de potencia, 95, 120 y 150 CV, y dos tipos de batería, de 40 kWh para la versión de acceso, y 52 kWh asociada a los motores de mayores prestaciones como el de nuestra unidad de prueba, con la que se puede recorrer hasta 400 kilómetros con una sola carga.
El vehículo admite carga en corriente alterna de hasta 11 kW, y hasta 100 kW en cargadores de corriente continua. Otra ventaja añadida es que cuenta con sistema de carga bidireccional (V2L), lo que significa que puede alimentar dispositivos electrónicos externos mediante un adaptador que se coloca en el conector de carga del vehículo. El consumo es contenido, y el sistema de frenado regenerativo ayuda a maximizar los tiempos entre carga y carga.
También es muy ágil y silencioso, y es que su particular configuración lo convierte en un vehículo muy divertido de conducir. La reducida distancia al suelo, la precisión en el ajuste de la suspensión y la firmeza de la dirección son la base de un comportamiento equilibrado entre su talante a la hora de lidiar con el tráfico diario y su naturaleza deportiva innata.
Renault, coherente con su estrategia, ha traído de vuelta un vehículo con un carácter singular, atractivo a la vista dada las reacciones que despierta, además de funcional y divertido. Todo ello, unido al precio -por debajo de los 25.000 euros-, lo convierte en un actor clave en la deseada democratización del vehículo eléctrico.