La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es un proceso obligatorio que garantiza que los vehículos, incluidas las motos, cumplan con los estándares de seguridad y medioambientales establecidos, pero muchos motociclistas se enfrentan a problemas durante la inspección.
Uno de los problemas más comunes es el sistema de alumbrado y señalización. Las luces deben estar en perfectas condiciones, incluyendo los faros delanteros, luces de posición, intermitentes y luces de freno. Es fundamental que todas las bombillas funcionen correctamente, que las luces no estén quemadas y que el sistema de intermitentes sea visible desde la distancia adecuada. Un fallo en cualquiera de estos componentes puede derivar en un “suspenso”.
Otro factor crítico son los neumáticos. Los inspectores prestan especial atención a las medidas que deben cumplir con la ficha técnica, y revisan el estado de la goma. Además, verifican si hay desgaste irregular, cortes, grietas o deformaciones que puedan comprometer la seguridad. Utilizar neumáticos en mal estado pone en riesgo al conductor y a otros usuarios de la vía.
Los sistemas de freno y suspensión son esenciales para la seguridad de cualquier vehículo, y las motos no son una excepción. Un fallo en la ITV puede derivarse de un sistema de frenos que no funcione correctamente o con excesivo desgaste, incluyendo tanto los frenos delanteros como los traseros. El mal funcionamiento de la suspensión por una respuesta inadecuada durante las pruebas, también puede ser motivo de rechazo.
El control de las emisiones es un aspecto que ha cobrado mucha importancia en las inspecciones técnicas debido a las regulaciones medioambientales. Las motos, al igual que otros vehículos, deben cumplir con unos límites establecidos de emisiones. Un sistema de escape en mal estado, mala carburación en motos antiguas, o la falta de un catalizador en motos que lo requieren, puede hacer que las emisiones superen los niveles permitidos, lo que resulta en un fallo durante la ITV.
El chasis de la moto y sus componentes estructurales deben estar en perfectas condiciones para garantizar la seguridad en la conducción. Cualquier signo de corrosión, fisuras o daños en el chasis puede ser motivo suficiente para que la moto no pase la ITV. Los inspectores también revisan elementos como el manillar, los espejos y las estriberas, que deben estar bien sujetos y en buen estado.
El ruido que emite la moto es otro aspecto que se controla durante la ITV. Existe un límite de decibelios para cada modelo que no debe superarse en más de 4 dB, y si la moto emite un ruido superior al permitido, será necesario realizar ajustes antes de volver a presentar el vehículo. En muchos casos, el problema puede estar en un escape no homologado o modificado que aumenta el nivel de ruido, y que deberá aportar el certificado correspondiente además de medir por debajo del límite.
Existen otros aspectos que, aunque menores, pueden ser motivo de suspenso en la ITV. Estos incluyen problemas en el sistema de dirección, el mal estado de la matrícula, y la falta de homologación en piezas adicionales como las cúpulas o los portaequipajes. También es común encontrar fallos en los retrovisores, que deben ofrecer una visibilidad clara y sin obstrucciones.
Pasar la ITV no debería ser un proceso complicado si se realiza un mantenimiento adecuado de la moto y revisiones periódicas. Conocer los fallos más comunes y cómo evitarlos puede facilitar enormemente el proceso, asegurando que la moto esté en condiciones óptimas tanto para la inspección como para la seguridad en la carretera.
Fuente: Moto Club Mapre
