En esta ocasión, el Dakar no ha esperado para sacar el látigo. Los primeros de los catorce días de carrera han sido de una inesperada dureza y no hay más que echar un vistazo al rosario de bajas y el calibre de sus nombres (y palmarés) para hacerse una verdadera idea de ello. La cuarta etapa con principio y fin en San Juan de Marcona se ha cobrado otra víctima de peso: Sam Sunderland.
El británico, ganador el pasado año, no sólo comandaba la provisional; además, había vencido en dos de las tres etapas celebradas con su compañero Toby Price cerca para cubrirle las espaldas. Pero el Dakar es el Dakar y en esta etapa en la que el mayor atractivo estaba en la salida desde la playa de San Juan de Marcona en grupos de quince motos, Sunderland ha sufrido una caída tras uno de los controles de paso y ha tenido que ser trasladado de urgencia con un fuerte dolor de espalda.
Nadie en Yamaha podía presagiar que tras lo desastrosa que fue para sus intereses la etapa del lunes, un día después acabarían la jornada liderando la clasificación provisional. Sus pilotos han sabido jugar sus cartas en esta etapa con 330 kilómetros cronometrados en la que la estrategia ha sido muy importante. Adrien Van Beveren ha marcado en meta un tiempo cinco minutos mejor que otro de los pilotos Yamaha, su compatriota Xavier de Soultrait.
Este claro triunfo, unido al desgraciado accidente de Sunderland, ha disparado a Van Beveren hasta el liderato con un minuto y 55 segundos sobre el chileno Pablo Quintanilla (Husqvarna) y 3:15 sobre el argentino Kevin Benavides (Honda). Las cuatro primeras posiciones están repartidas entre pilotos de distintas marcas, ya que el austriaco Matthias Walkner es ahora el mejor situado de las KTM oficiales.
Daniel Oliveras, del equipo Himoinsa, ha sido el mejor piloto español en el desierto de Ica al marcar el sexto mejor tiempo, tres posiciones por delante de un Joan Barreda que se ha vuelto a dejar otros diez minutos y está a 22 de Van Beveren.
