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Skoda Octavia RS 245, talento innato

  • Las plazas traseras disponen de espacio suficiente para tres pasajeros
  • En los modos Normal y Eco todo el carácter se torna en eficiencia
  • En el modo ‘Sport’ el vehículo experimenta una verdadera metamorfosis

Nos pueden tachar de nostálgico pero donde esté un deportivo con caja manual que se quite todo lo demás. En el año de su 60 cumpleaños, lejos de la jubilación anticipada, el Octavia se muestra más vital que nunca sobre todo si nos topamos con la variante RS de mayores prestaciones. Es verdad que el segmento de los sedán deportivos compiten popularidad con los formatos tipo hatchback ahora mucho más en boga pero se me ocurren unos cuantos ejemplos (Subaru Impreza WRX STi, Mitsubishi Lancer EVO, Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio y el más reciente Hyundai i30 Fastback N) que junto a nuestro protagonista elevan el caché y el palmarés de esta categoría incluso a un estadio superior.

En el plano más convencional, sus dimensiones favorecen aspectos muy valorados para un uso cotidiano como es la habitabilidad o la capacidad de carga. Mide 4,69 metros de longitud y la batalla es de 2,68 metros. Este parámetro se asocia a la amplitud interior, siendo el mismo del que presumen el Audi Q3 o el Volkswagen Tiguan que aunque juegan en otra categoría se precian de tener un estándar de confort elevado. Por lo tanto, espacio no le falta.

Los guiños asociados a su condición deportiva nos devuelven a la realidad de esta versión pero, como apuntábamos, sin abandonar otros aspectos. Nos referimos a los asientos RS tapizados en Alcántara y cuero -el del conductor con regulación eléctrica y memoria-, con buen agarre lumbar pero igualmente confortables,   o el volante achatado en el arco inferior lo que incrementa las posibilidades de encontrar una posición óptima frente al puesto de conducción.

Las tres plazas traseras disponen de unas cotas generosas tanto para las piernas como en altura y a nivel de los hombros. El volumen del maletero (590 litros), como es preceptivo en este tipo de carrocerías, también saca a relucir su faceta más práctica (1.580 litros con los respaldos de los asientos traseros abatidos) en un nuevo gesto de equilibrio en el que a pesar de su carácter no renuncia a buenas dosis de funcionalidad.

RALLY SPORT, DEPORTIVIDAD EN LOS GENES

El talante conciliador del Octavia RS reside precisamente en su capacidad para armonizar espacio y confort con elevadas dosis de diversión, lo que no sería posible sin una configuración de chasis acorde a sus siglas. En consecuencia, la altura está rebajada 15 mm y el ancho de vía posterior aumenta 30 mm respecto a la variante estándar. Las llantas de aleación modelo “Xtreme” de 19 pulgadas son toda una declaración de intenciones como lo son también las pinzas de freno en color rojo y el pequeño alerón situado sobre el portón del maletero.

Sin desviar la vista de la sección trasera y formando parte del parachoques, un módulo a modo de difusor integra en los extremos los terminales de escape rectangulares acabados en cromo. Su fisonomía también presenta variaciones. El parachoques rediseñado acoge una gran toma de aire inferior y dos módulos separados en los flancos donde se encastran las luces antiniebla.

En cualquier caso, son los distintos ajustes del control Dinámico del Chasis Adaptativo (DCC) y el selector del modo de conducción junto a la actuación del control de estabilidad (ESC) y el diferencial de deslizamiento limitado (VAG) los que ofrecen una dimensión más exacta de cuáles son sus verdaderas posibilidades. Eso y como no, el motor 2.0 TSI de 245 CV y 370 Nm de par máximo, el más potente implementado por Skoda hasta la fecha en su variante deportiva.

Eficaz y silencioso cuando se trata de pasar desapercibido, seleccionando  el modo Sport en la pantalla del sistema multimedia el vehículo sufre una verdadera metamorfosis en lo que concierne no sólo a la gestión de la potencia sino también a la actuación de la suspensión, la dirección, la distancia de frenada e incluso el sonido.

CONCLUSIONES

Nos desplazamos a una carretera tranquila del norte de la isla y apuramos algunos de los talentos que atesora. La transformación es inmediata. Efectivo en aceleración, es más voluntarioso que indómito permitiendo disfrutar de un ritmo elevado pero sin llegar a ser extremadamente radical.

Es muy fácil encontrar el punto idóneo de un efectivo cambio de marchas. En arrancada y con el turbo acechando a bajas revoluciones todo es más sencillo. Sube de vueltas acompañado de un sonido bronco que alerta sobre el momento para actuar sobre la varilla del cambio. Lo sabes porque la aguja del tacómetro apenas cae hasta volver a recuperar aceleración.

No hay quejas sobre la frenada. Incluso tras varias pasadas mientras se desarrolla el reportaje, no se percibe fatiga. Al contrario, se descubre que aún se puede apurar un poco más sin perder adherencia entrando en curva mientras las ayudas electrónicas corrigen cualquier atisbo de subviraje o sobreviraje.

No todo es velocidad y potencia. En los modos normal y Eco dicho carácter se torna en eficiencia. El desarrollo del cambio se alarga y su comportamiento y actuación se vuelve más dócil. En este contexto toman sentido el amplio pliego de ayudas a la conducción, alguna de las cuales son especialmente efectivas para circular en ciudad como la función de frenado de emergencia con detector de peatones, la cámara de visión trasera o la alerta de tráfico posterior.

 

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