Toyota continúa en lo alto de la cresta, no lo decimos nosotros. El rumor general sitúa a la marca y a su tecnología híbrida como sinónimo de máxima garantía en rendimiento y eficiencia y eso se ha visto reflejado en las ventas que no paran de crecer. No obstante, queda espacio que conquistar.
Tras el lanzamiento del RAV4 híbrido enchufable, Toyota se ha propuesto popularizar esta tecnología también a través de uno de sus modelos de más éxito. Se trata del C-HR Plug-in Hybrid, ofreciendo una serie de innovaciones asociadas que maximizan su potencial de respuesta a las necesidades reales del conductor, especialmente en áreas urbanas.
Una de las características más destacadas de este modelo es su autonomía eléctrica de hasta 100 km. Esto es posible gracias a la combinación de su sistema propulsor y de un software que permiten un uso eficiente de la energía. En concreto hablamos de la función de geofencing con la que el vehículo es capaz de cambiar automáticamente entre los modos híbrido y eléctrico para una gestión óptima de los consumos.
Ello ocurre gracias a una avanzada tecnología de navegación. Esta utiliza información del tráfico, el tipo de carretera y el historial de conducción del usuario para gestionar el uso de energía. De esta manera, el sistema cambia automáticamente entre los modos híbrido y eléctrico para garantizar que siempre se disponga de suficiente carga en la batería con el objeto de conseguir el mínimo consumo.
La Conducción Eficiente Predictiva es otro de sus puntos fuertes. Gracias a la Asistencia a la Deceleración Predictiva, el sistema optimiza la regeneración de energía durante el frenado, aumentando la capacidad de recuperación y reduciendo el consumo de combustible. Además, cuando se aproxima una autopista o un tramo en ascenso que requiere mayor potencia, el coche selecciona el modo híbrido para cargar la batería anticipándose a las demandas energéticas del recorrido.
El sistema de gestión de la batería también ha sido optimizado. Un sistema de calefacción de la batería reduce el tiempo de recarga en climas fríos, y durante la conducción, una bomba de calor permite enfriar la batería cuando es necesario, minimizando el impacto en la autonomía eléctrica. Estas características mejoran el rendimiento general del vehículo en cualquier clima.
Bajo el capó del crossover en su configuración PHEV se combina un motor eléctrico de 163 CV (120 kW) con una batería de ion de litio de 13,6 kWh y un motor de combustión de 2.0 litros que en conjunto rinden 152 CV (112 kW). Esta asociación permite que cuando desciende a mínimos la carga de la batería en trayectos largos, el vehículo cambie automáticamente al modo híbrido, ofreciendo una gran flexibilidad.
