Muchas de las tendencias de la industria de la automoción toman cuerpo en el interior de un coche. La electrificación, la automatización, la conectividad y la digitalización han transformado por completo los puestos de conducción porque, además de aprovechar las nuevas tecnologías disponibles, los ingenieros y diseñadores han de tender puentes hacia sistemas y dispositivos que aún están en desarrollo pero que más pronto que tarde serán una realidad.
No hay marca ni segmento que no haya tomado este rumbo, pero una de las primeras o, como mínimo, una de las que viró hacia él con mayor decisión hace ya algunos años. La introducción de nuevas funciones y tecnologías de control de sus coches ha transformado por completo el puesto de mando de sus coches.
Hace décadas, lo que se llevaba era la profusión de botones y mandos. La incorporación de nuevos dispositivos de confort e infoentretenimiento provocó una escalada en el número de pulsadores, especialmente en modelos con pretensiones premium. Como si fueran Kitt, de la mítica serie ochentera El coche fantástico, la condigna era aprovechar cualquier rincón para encajar un display, un indicador o un botón.
Afortunadamente, la lógica de la ergonomía acabó imponiéndose y, como toda moda, el péndulo se movió hacia el otro extremo. El minimalismo triunfó en ese camino al mismo tiempo que la paulatina evolución tecnológica y la popularización de numerosos sistemas de seguridad, confort, infoentretenimiento y, sobre todo, la conectividad con los smartphones, ha terminado desembocando en la llegada de las grandes pantallas táctiles.
El alto de gama como guía en la ruta digital
En el caso concreto de Audi, no hay mejor manera de monitorizar esa evolución que repasando sus modelos altos de gama. Como buena marca alemana, el orden ha sido siempre la regla número uno en el diseño de sus puestos de conducción. El Audi 100 de 1970 tenía todos sus controles orbitando alrededor del volante.
Dieciocho años después el Audi V8 trajo un nuevo concepto de interior en el que, por primera vez, el equipo de sonido –en realidad una simple radio con entrada de casette– pasaba a estar en la consola central y la instrumentación se extendió hasta ocupar la parte superior del salpicadero con numerosos indicadores, por supuesto, analógicos.
Pronto llegaron las primeras pantallas digitales y los sistemas GPS. El sucesor del V8 fue el A8 (1994) y fue el primero en integrar en un solo mando las funciones de comunicación, multimedia y GPS. Es decir, el primer A8 estrenó el concepto del infoentretenimiento al poder combinar una pantalla digital con una serie de instrumentos analógicos.
Ya con el A8 como guía en esta ruta hacia la digitalización, su segunda generación de 2002 perfeccionó el concepto MMI de Audi para que su manejo se realizará sin que el conductor apartara la vista de la carretera. Para ello, incluyó un mando giratorio rodeado de cuatro teclas para acceder a las funciones principales. En una tendencia imparable desde ese momento, la pantalla creció y se situó –en busca de esa mejor ergonomía– en una posición más alta en el salpicadero.
Llega la tecnología táctil
El siguiente paso fue la introducción de la tecnología táctil con el MMI Touch y llegó, cómo no, con la tercera generación del A8 en 2010. El mando MMI añadió un panel táctil en el que se podían garabatear nombres de destinos del navegador o números de teléfono y que el sistema era capaz de interpretar. En 2013 el antiguo mando giratorio y el touchpad se fusionaron en una sola pieza: el touchwheel.
Implantadas ya las pantallas y la tecnología táctil, la siguiente conquista de Audi fue la creación del cuadro de instrumentos digital. Esta vez no vino de la mano del A8 sino del TT Coupé de tercera generación que se presentó en 2014 en el marco del CES de Las Vegas. El ‘Virtual Cockpit’ se basaba en una pantalla TFT de 12,3 pulgadas con una resolución de 1.440 x 550 píxeles y permitía visualizar mapas de navegación, listas de reproducción de música, datos de conducción y la información del motor. Los modos de visualización eran ya personalizables.
En la actualidad, el Audi Virtual Cockpit se ha propagado a la totalidad de la gama de la marca en configuraciones adaptadas al tamaño del vehículo e incluso según versiones. Por ejemplo, el A3 puede tener una pantalla de 10,25 pulgadas o una superior de 12,3 pulgadas con gráficos en alta resolución al ser de 1.920 x 720 píxeles.
Un nuevo concepto de interior
El A8 recuperó su condición de pionero en tecnologías de digitalización a lo grande. El Audi Summit celebrado en Barcelona en 2017 previo a su lanzamiento alumbró la última y definitiva evolución del concepto de puesto de conducción que, a partir de entonces, ha ido aplicándose en el resto de catálogos de la marca de Ingolstadt.
En él, el mando rotativo con touchpad dejaba paso al MMI touch response con dos pantallas táctiles con respuesta hápticas y un funcionamiento similar al de las tabletas y teléfonos inteligentes. La superior permite el manejo del sistema de infoentretenimiento, mientras la inferior controla el sistema de climatización y permite la introducción de texto en el sistema de reconocimiento de escritura. En el A8 que aún hoy sigue vigente, también es muy característico la eliminación de mandos y botones convencionales y el uso de un mando fónico capaz de reconocer frases del lenguaje natural.
Con él, Audi también ha puesto los cimientos de lo que está por venir. El A8 ha introducido la aplicación de la inteligencia artificial en un coche de producción de la marca. Básicamente, esto significa que este sistema es proactivo y es capaz de pensar, aprender, reconocer relaciones lógicas y almacenarlas en la nube. Esta tecnología es clave en la siguiente fase en la que trabajan las marcas: la conducción autónoma.
Cuando ésta alcance el nivel 5, los interiores prescindirán de los volantes y los pedales. El concept car de Aicon explora este camino con un amplio habitáculo con pantallas de sonido envolvente, realidad virtual, control gestual y visual y representación holográfica.
Tras los pasos de Audi
Su camino lo ha aprovechado todo el Grupo Volkswagen, cuyas marcas han desarrollado diferentes conceptos de puestos de conducción digitalizados basados en cuadros de instrumentos virtuales y pantallas centrales táctiles para los sistemas de infoentretenimiento. Entre ellas, SEAT estrena en el nuevo León un nuevo diseño de interfaz creado por el Laboratorio Digital de la marca española.
En el caso de Volkswagen, el gran salto lo da el nuevo Golf de octava generación al hacerse con nuevas gráficas y mandos táctiles, y el I.D.3, el primer componente de su nueva gama eléctrica que estrena un nuevo concepto de interior.