Renault exhibe su faceta más inspiradora con el desarrollo del Renault Emblème, toda una declaración de intenciones en términos de diseño y un reto por su ingeniería en términos de construcción, sistema de propulsión e impacto medioambiental.
El proyecto toma la forma de un vehículo familiar (shooting brake) de 4,80 metros de longitud y amplia distancia entre ejes, con silueta coupé con una altura de tan solo 1,52 metros. El acabado, en verde dicroico que adquiere una tonalidad diferente según el ángulo desde el que se mire, favorece las formas de su silueta aerodinámica y características deportivas, remarcadas por un peso que no supera los1.750 kilos, baterías incluidas.
Con un enfoque que prima la descarbonización llevada al extremo en todo su ciclo de vida, Renault opta en primera instancia por un motor cien por cien eléctrico propulsado por un sistema ‘bienergía’, es decir, cuenta con sistema clásico de motor eléctrico asociado a una batería, combinado con un sistema de pila de hidrógeno, todo ello manteniendo un centro de gravedad bajo que beneficia el rendimiento y la eficiencia.
El motor eléctrico de 160 kW está alimentado por una pequeña batería de 40 kWh, menos voluminosa, suficiente para cubrir los trayectos diarios. La pila de combustible de 30 kW, alimentada con hidrógeno a través de un depósito de 2,8 kilos de capacidad, proporciona la energía necesaria para responder a las necesidades de trayectos más largos.
Esta configuración optimiza la polivalencia de este vehículo, que puede así completar un recorrido de hasta 1.000 km en un tiempo equivalente al de un vehículo térmico: sin recarga eléctrica, basta con dos repostajes de hidrógeno de menos de cinco minutos cada uno para proporcionar 350 kilómetros de autonomía. Durante el recorrido el 75% de la electricidad consumida por el vehículo es producida por la pila de combustible, sin otra emisión que agua.
El principio de metodología que favorece la descarbonización también se ha llevado a cabo mediante el análisis del impacto ambiental del vehículo a lo largo de su ciclo de vida. Es decir, se ha realizado una evaluación cuantitativa desde el momento de la extracción de las materias primas que intervienen en su construcción, hasta el momento de su reciclajem incluido su uso a lo larga de 200.000 kilómetros. Sobre esta base, la ambición del proyecto Emblème es lograr solo 5 toneladas de CO2e de la “cuna a la tumba”, lo que significa una reducción de casi el 90% con respecto a un vehículo de combustión equivalente.
