COCHES
Prueba

El Countryman hace más grande a Mini

  • Dirección y suspensiones son inequívocamente deportivas
  • El motor de la versión Cooper S es el 'twin scroll' de 184 CV
  • El sistema All4 se basa en un diferencial central electrohidráulico

Lo dijimos en la primera información que publicamos en MotorEnLinea.es de él y ahora que lo hemos probado nos reafirmamos: el Countryman es un pedazo de Mini. Si algún SUV iba dándoselas de deportivo por ahí, se le ha acabado el chollo porque lo último de la marca dependiente de BMW es para quitarse el sombrero.

Hay una norma no escrita según la cual a la hora de hacer el planteamiento, nudo y desenlace de una prueba, el análisis y la valoración del comportamiento en carretera de un coche suele caer hasta los últimos párrafos del texto. No me pregunten por qué, pero es así. Pero cuando un buen día te despiertas y la vida te sonríe guardando en tu garaje un coche como el Mini Countryman Cooper S All4, te da ganas de pregonar a los cuatro vientos que lo has probado y que es una maravilla. Es como ese chiste del náufrago que se queda ‘atrapado’ en una isla desierta con Claudia Schiffer: que tienes la necesidad de contárselo a alguien. Por eso, permítanme que empiece por el final.

A día de hoy no hay un todocamino compacto que tenga un rendimiento dinámico superior al del Countryman. Quizá el BMW X1, su primo hermano, se le acerque, pero en la versión Cooper S de 184 CV y tracción All4 difícilmente alguno le podrá pasar por encima. Al fin y al cabo, Mini tenía un desafío enorme con este coche, porque con su modelo base -incluso en la carrocería Clubman- había creado una verdadera doctrina inquebrantable según la cual la conducción debía ser un acto de comunión entre piloto y carretera y, el coche, un catalizador de esa unión. Con el Countryman se rompía esa proporción entre achura de vías, altura y distancia entre ejes y, aún así, se ha logrado conservar incorrupta parte de esa esencia. Éste es su principal activo.

La dirección tiene una desmultiplicación mucho más directa que en otros crossover de su estilo y, si se quiere, todavía se puede endurecer más con el botón sport de la consola que altera también la aceleración del motor. A efectos de amortiguación, el Countryman Cooper S es tirando a rudo cuando se trata de filtrar irregularidades a cierta velocidad, pero es el precio que hay que pagar por conducir un coche que da la sensación de ir literalmente pegado al asfalto. Los que se hagan con uno de estos Mini por sus aptitudes off-road verán en esto un problema, pero créannos que baja velocidad su capacidad para aislar el habitáculo de ese tableteo es mucho mayor.

Por fuera el Countryman, al que el blanco le sienta de miedo, es inmejorable. Habrá revisiones, pequeños retoques en grupos ópticos, parrilla y hasta llantas, pero verán que la base de este SUV va a quedar intacta unos cuantos años. No hay más que ver lo bien que los Mini encajan el paso del tiempo para saber que será así. Es tan llamativo como elegante y capaz de hipnotizar a un perfil de conductores muy variado. Se conservan las líneas que lo han hecho uno de los favoritos entre las mujeres, pero hay guiños muy directos al público masculino y la perfección en los acabados de detalles exquisitos como los intermitentes laterales, el morro, el pilar C resaltado o el portón trasero es inimitable.

Motor twin scroll

Como todos los motores de gasolina del SUV de Mini, el del Clubman Cooper S también cuenta con el sistema de regulación plenamente variable de las válvulas derivado del Valvetronic de BMW. En pocas líneas, su función consiste en adaptar en fracciones de segundo la carrera y la duración de la abertura de las válvulas de admisión a la solicitación en cada momento, mejorando la capacidad de respuesta del motor reduciendo a su vez tanto el gasto de combustible como el nivel de emisiones. El Countryman Cooper S es el primer modelo que combina este sistema con la inyección directa de gasolina y la sobrealimentación por turbo. Por ello, el 1.6  cuatro cilindros ‘Twin Scroll’ presume de la mejor relación potencia/consumo de su categoría, reduciendo el gasto de gasolina respecto al que sería su homólogo en un 9 por ciento.

Si el sistema de regulación variable de las válvulas mejora la respuesta del motor, el twin scroll funciona con sus dos canales como los propulsores que incorporan un doble turbo para bajas y altas revoluciones. Su finalidad es borrar del mapa el retraso y los huecos de las mecánicas sobrealimentadas, proporcionando una entrega continua de potencia desde un régimen muy bajo de funcionamiento del motor. Realmente, en el Countryman Cooper S no hay tirones ni vacíos que valgan. El chorro de potencia -184 CV…- es on/off, pero siempre siguiendo un patrón de linealidad incluso cuando se activa el botón Sport. Su plus de potencia lo alcanza a 5.500 rpm, mientras su par máximo (240 Nm) está disponible desde una amplísima banda que va desde las 1.600 y hasta las 5.000 rpm, aunque con la función overboost puede alcanzar los 260 Nm por unos instantes.

A pesar de ser el último en llegar, el Countryman recoge la herencia de todos estos años de evolución en tecnología mano a mano con BMW. La marca de Münich la denomina BMW EfficientDynamics; la de origen inglés Minimalism. Tanto uno como otro término recoge todas aquellas tecnologías y sistemas puestas al servicio de unas menores emisiones y un menor consumo. Start/Stop, regenerador de energía, indicador de cambio de marcha, y la activación de los grupos secundarios únicamente cuando es necesario. A pesar de sus 184 CV, de su aceleración de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos y de una punta de velocidad de 215 km/h, su consumo medio se planta en los 6,1 litros y su valor de CO2 es de 143 gramos por kilómetro. Durante la prueba, centrada en su mayor parte en carreteras de montaña, la media no bajó de la barrera de los nueve litros, pero es cierto que bajo los patrones de una conducción mesurada, la cifra del ordenador de abordo caía rápidamente.

La versión a la que nos hemos subido era la tope de la gama. Cooper S, equipamiento sublime y tracción total All4. Como explicamos en el momento de su llegada al mercado canario, este sistema basa su funcionamiento en un diferencial central electrohidráulico capaz de desviar hasta el cien por cien del par a un solo eje. En condiciones de agarre óptimo el reparto es equitativo entre ambos trenes con una proporción 50-50. Disfrutamos tanto sobre asfalto con él que no hicimos más que un par de excursiones por tierra, insuficiente para valorar su verdadero potencial en estas condiciones. La tracción All4 repercute en términos dinámicos ‘on road’ en un comportamiento más estable y seguro. Es el lazo, la guinda, el toque maestro para elevar a los cielos de los SUV compactos al Mini Countryman.

Un interior de película

Con 4,09 metros de largo -40 cm más que el Mini One y 16 más que el Clubman-, no hay ni rastro de las apreturas de sus hermanos pequeños. El techo, con una altura de 1,56 metros, deja respirar y el techo solar que incluye la versión Cooper S incrementa esa sensación de amplitud.

El equipamiento es espectacular en esta versión. Navegador, tapizado en cuero integral, techo solar practicable, control de crucero, asistente de aparcamiento trasero, equipo de sonido a cargo de Harman/Kardon con entradas auxiliares para reproductores externos y conexión Bluetooth para teléfonos móviles. Con todo esto, Mini ofrece con el Countryman uno de los interiores más potentes de todo el segmento y aunque es lo que se espera de una marca Premium como ésta, el resultado es de matrícula con honores.

Empezando por el puesto de conducción: asientos con resaltes deportivos para una mejor sujeción en curva; volante multifunción con apoyos para los pulgares y, tras él el tacómetro analógico que en su base encierra un pequeño display digital con información sobre la velocidad -mucho más útil que el bellísimo velocímetro que preside la consola central-, además del consumo medio, el instantáneo o la autonomía. El conductor es quien puede escoger qué dato tener al primer golpe de vista mediante un pequeño botón que incluye el mando que gobierna las luces.

La consola es sencillamente magnífica. Al gozar de un mayor desarrollo vertical, el Countryman puede presumir de un interior muchísimo más coqueto y hasta más funcional porque los conmutadores y los mandos no se agolpan en pocos centímetros cuadrados, sino que se distribuyen con mayor holgura. Los más incómodos siguen siendo los botones de los elevalunas eléctricos que en vez de estar en las puertas pierden utilidad –aunque gana vistosidad- al agruparse junto a los conmutadores que hay sobre de la palanca de cambios.

¿Mejorable? Hasta lo más perfecto puede evolucionar. El Countryman tiene uno de esos puntos en la pequeña consola que controla las funciones del audio, teléfono y navegador y cuyo acabado no está en sintonía con el resto del interior. El funcionamiento de este pequeño botón giratorio es poco intuitivo al principio, pero una vez comprendes la dinámica de funcionamiento ya no hay secretos. Otro detalle: los raíles que hay tras la palanca de cambios no son un buen lugar para dejar objetos como, por ejemplo, el teléfono móvil. Si tiene el grosor de un iPhone (y la mayoría de smart phones tienen un tamaño parecido) se queda encajado en los rieles y cuesta sacarlo. La palanca de cambios es cómoda y el guiado de una marcha a otra muy precisa. Algo dura, quizá. Donde sí cuesta encontrar el punto de engranaje es en la marcha atrás, pero de nuevo, nada que no cure la práctica y la costumbre.

Pero volviendo al principio, todo pero se resetea cuando se pulsa al botón de start y se mete primera. El Countryman, sobre todo en su versión Cooper S, ha llegado para enseñarnos que igual que marcas como BMW, Mercedes o –el no va más- Porsche lanzaron todocaminos de lujo siendo capaces de respetar su esencia como fabricantes Premium, Mini sale reforzado al colocarse en la locomotora de un segmento que hasta hoy le era completamente ajeno. Y que se preparen en el Mundial de Rallys…

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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