Ajenos a la crisis y sus circunstancias, las marcas siguen sin levantar el pie a la hora de romper la cadencia de renovación de sus modelos. Cuando Kia Motors decidió entrar al trapo en el segmento de los compactos sabía que lo hacía aceptando las particulares normas del juego de esta categoría en la que tradicionalmente se libra la madre de todas las batallas. Aquí, quedarse inmóvil cuatro años supone perder iniciativa y pasar al furgón de cola. Por ello, el cee’d ha pasado por quirófano, para recordarle a las marcas europeas y japonesas que la amenaza coreana sigue ahí, expectante.
Expectante y atreviéndose ya a definir una imagen propia. El lápiz de Peter Schreyer, ex jefe de diseño de Audi y -desde hace tres años- responsable de este área en Kia Motors, empieza a notarse y tras el Soul, el cee’d asume con criterio y sin estridencias algunos de los rasgos propios e intransferibles de esa nueva manera de entender el diseño. Y es que tras esa primera oleada de 2007, la segunda de 2010 se define por esa voluntad de alejarse de esa imagen más impersonal para ganar en carácter.
Una identidad en la que tiene mucho que decir su frontal. Grupos ópticos y parrilla se llevan la palma. Los primeros dejan de ser una simple herramienta de iluminación para adquirir su propio peso en el conjunto estético. Los proyectores son más sofisticados y se sustentan sobre un fondo oscuro, como ya sucedía en el pro_cee’d, versión por cierto que no asume todavía este restyling. En la parrilla lo más característico es el nuevo marco sobre la que se encaja y con el mismo reborde que ya vimos en el Soul, el atrevido ejercicio de diseño de Kia. Paragolpes, antiniebla, un inédito spoiler delantero e incluso el capó reciben modificaciones que afilan la imagen del nuevo cee’d, tanto que en la versión cinco puertas alarga su longitud 25 mm, mientras el Sporty Wagon lo hace en 20 mm.
Detrás los retoques son más sutiles si cabe. Los pilotos emplean tecnología de diodos luminosos y el paragolpes suaviza las formas sin alterar su esencia. Al fin y al cabo, el primer Kia que se gestó de acuerdo con los gustos europeos sigue plenamente vigente.
En el interior, tras el gran paso adelante que se dio en Corea dejando su desarrollo en manos de su departamento de diseño europeo, ahora se da un paso más. Se conserva la base, pero limando detalles. Volante, pomo del cambio, displays digitales y algunos botones han pasado por quirófano para volver a hacer del cee’d un modelo hecho al gusto del cliente europeo. Precisamente por ello, para ajustarse a esos elevados estándares que impone el mercado continental, el nuevo cee’d vuelve a hacer de su equipamiento uno de sus puntos fuertes, de ahí que con un precio de 13.995 euros, se ofrezcan de serie en el acabado LX los airbags frontales, laterales y de cortina, reposacabezas activos, ABS con EBD, cierre centralizado, elevalunas eléctricos delantero, radio CD con 4 altavoces y, como gran novedad, bluetooth con mandos integrados en el volante.
Y como ya es norma de la casa en Kia Motors, el nuevo cee’d llega con una garantía integral de siete años, algo que se va a repetir en los demás modelos de la gama y en aquellos modelos que, como el Sorento o el Venga, están a punto de desembarcar en las islas.