Teníamos ganas de ver in situ el nuevo Dacia Duster. Como sucede con muchos todocamino de tamaño medio cuesta situarlos hasta que se tiene un contacto directo con el coche y, en este sentido, no decepcionó. Tiene porte de auténtico todoterreno y su imagen rompe con lo que ha sido norma en Dacia desde el lanzamiento del Logan. Es cierto que se mantiene la sencillez, pero hay algunos guiños de estilo que muestran los nuevos derroteros que va tomando la marca.
El planteamiento que se hacen en Dacia con el Duster es tan sensato que cae por su propio peso. Sirviéndose de las sinergias con Renault y, desde un plano todavía más global, de la simbiosis propiciada por la Alianza Nissan Renault, ha puesto al alcance de esta marca todo el know how de dos firmas generalistas capaces ya no sólo de desarrollar mecánicas y tecnologías punteras, también de testarlas a fondo en toda su gama de vehículos. El Duster se ha apropiado de la plataforma rodante del Clio, de las mecánicas dCi más duras y solventes, del sistema de tracción inteligente de Nissan… Todas, sin excepción, herramientas extremadamente útiles y cuya durabilidad está fuera de toda duda.
Al Duster le ha pasado como a los hermanos pequeños de casa, que heredan la ropa y los juguetes de los mayores. Este aprovechamiento de lo que el grupo ya tenía en casa ha permitido no sólo ahorrar costes (conteniendo también el precio), también transmitir al futuro cliente esa misma confianza que han sido capaces de radiar los Logan y Sandero y reforzar ese axioma según el cual comprar un Dacia es realizar un ejercicio de inteligencia, por precio, por funcionalidad y por confianza. El hecho de saber que estos coches venían de ganarse el pan en carreteras mucho peores que los de la Europa occidental ha hecho que Dacia sea sinónimo de robustez y confianza y en este sentido hay estudios y encuestan que apoyan esto que decimos.
Al grano
Hasta aquí la tormenta de reflexiones que genera el nuevo Dacia Duster en torno a su gestación y la razón del éxito de la marca en estos últimos años. Centrándonos ya en el coche, con sus 4,31 metros de largo, sus 1,82 de ancho y sus casi 1,7 metros de altura, el Duster se sitúa entre los SUV compactos. Es grande, pero no es voluminoso y aunque en algunos rasgos de su perfil y frontal recuerda a un Pathfinder, este Dacia tiene una imagen bien propia. Y si se busca espacio, el Duster lo tiene y de sobra. Empezando por las plazas delanteras, con holgura para ocupantes talla XL y con un señor maletero que en la versión 4x2 ofrece 475 litros de capacidad (ampliables hasta los 1.636 reclinando los respaldos traseros) y, el Duster 4x4, 408 litros al tener que ubicar la rueda de repuesto en la propia base de éste.
Un aspecto muy importante es que aunque inicialmente han llegado sólo las versiones 4x2, a partir de verano se sumarán las 4x4, un sistema de tracción total que toma, ni más ni menos, que del Qashqai. El propio mando que permite escoger desde el puesto de conducción entre el modo Auto, el 2WD y el 4WD Lock es exactamente el mismo que el del superventas de Nissan. La sencillez de su funcionamiento fue clave a la hora de decantarse por tomar prestado este mando, mientras que en el caso del sistema de tracción inteligente, era obvio teniendo al alcance de la mano un mecanismo tan eficaz y tan probado como el All-Mode de Nissan.
La transferencia de par en el modo automático se realiza a través de un acoplador electromagnético que hereda, atención, del Murano, el gran SUV de lujo de Nissan. Las enormes diferencias de peso obligaron a cambiar el software de gestión, pero nada más. Tanto es así que en Dacia anuncian que la versión 4x2 tiene un peso comparable al del Clio, mientras que la de tracción total, se equipara a la del Mégane. Este detalle ha permitido que el Duster pueda montar mecánicas no exageradamente potentes para moverse con soltura. Son tres motores, uno de gasolina y otros dos diesel. El primero el 1.6 16V de 105 CV (aunque la denominación comercial diga 110), un propulsor que, como los otros dos, se ha ganado a pulso la calificación de fiable y robusto.
Los diesel mantienen esos niveles de potencia. El primer escalón es el 1.5 dCi de 85 CV, aunque más que por su brío, por lo que sobresale este motor es por su denominación “Dacia Eco2” al tener unas emisiones de sólo 135 gramos de CO2 por kilómetro y por un consumo de sólo 5,1 l/100 km. Este motor diesel common rail está disponible sólo con tracción 4x2, ya que la 4x4 está sólo asociada en diesel al 1.5 dCi de 110 CV. Además, esta variante tiene otro valor añadido: una caja de cambios manual de seis velocidades pero con una primera algo más corta para ser más capaz en maniobras off-road o en pendiente.
Polivalente y seguro
Con un sistema de tracción total como el que lleva, al Duster, el apellido 4x4 no le queda grande. Sus propias cotas acompañan con una altura libre de 210 mm, un ángulo de ataque de 30º y uno de salida de 36º. Junto a todo lo dicho hasta ahora, el nuevo Duster rompe lo que ha sido norma en Dacia con unas medidas de seguridad activa más que notables. Hablamos de ABS, distribuidor electrónico de la frenada (EBD) y asistente a la frenada de emergencia (AFU), pero también un programa electrónico de estabilidad (ESC), un control del subviraje y un sistema de antipatinado (ASR). De nuevo, herencias de la francesa Renault que hace años que abanderó el desarrollo de todos estos sistemas.
En su diseño exterior el nuevo Duster es el nuevo punto de referencia dentro de la marca, pero de puertas adentro, aunque ha habido progresos, todavía hay mucho camino por recorrer. Desde la marca se nos ha explicado que el cliente Dacia busca robustez, funcionalidad y sencillez y que sus interiores son un reflejo de esa demanda. No les falta razón, pero si la línea externa es un verdadero imán incluso para clientes que hasta ahora no se habían fijado en un Dacia, el habitáculo debería ir de la mano de ese paso adelante que da el Duster. Aún así, hay un acabado más pulido y cuidadoso, con detalles de confort inéditos, como los mandos del equipo de sonido junto al volante, pero todavía se respira ese aire tan espartano.
