Honda tiene en el Accord uno de sus modelos más brillantes. Por diseño, acabados y la manera en que pisa el asfalto es uno de los modelos asiáticos más y mejor preparados para poder competir con las berlinas deportivas europeas, incluso las Premium. Como sus rivales continentales siempre tienen una versión más rabiosa o simplemente porque la gama Accord daba pie a ello, desde finales del pasado año hay disponible una variante Type S para las dos carrocerías, la sedán y la tourer o familiar.
Al margen de pinceladas en su diseño en las que más adelante nos detendremos, el carácter de este nuevo Honda Accord Type S le viene dado por el nuevo motor diesel 2.2 i-DTEC de 180 CV. Se trata de la misma base de la mecánica que rendía 150 CV pero que con una nueva centralita, mejoras en turbo, culatas y un intercooler mayor, logra ganar 30 CV sin incurrir en unos consumos mucho mayores. Las prestaciones sí mejoran, así, para alcanzar los 100 km/h desde parado sólo precisa de 8,8 segundos, uno menos que en esa otra versión del 2.2 diesel.
¿Diferencias? Las suficientes para presumir de ese aire más resuelto y desafiante. Empezando por su frontal, con una parrilla oscurecida y un nuevo spoiler más voluminoso y aerodinámico. En el otro extremo, en la espalda, el difusor trasero de nueva factura integra la salida de los escapes y en su perfil lo que más salta a la vista es el juego de llantas de 18 pulgadas o el faldón que define más claramente esa tendencia estética a cargar el conjunto sobre el tren delantero.
La vida en rojo
Los incondicionales de Honda sabrán que ya con el Civic las variantes Type S y Type R introdujeron como signo diferenciador del resto de la gama el tono rojo para el habitáculo. En el Accord se repite en los grafismos del cuadro de instrumentos y hasta en la iluminación ambiente. Se conserva el aire sobrio y elegante de la cabina pero con contrapuntos deportivos también en los pedales y pomo de cambios, ambos acabados en metal pulido.
