La espera, por fin, ha terminado. El Mundial más esperado de los últimos años dará comienzo mañana, a la caída de la tarde, no ya desde la emblemática Plaza del Casino de Mónaco, el punto iniciático tradicional de cada campaña, sino desde Gap, escenario inaugural de un Monte-Carlo que promete deparar grandes emociones al arranque de este curso, catalogado ya como histórico para el devenir de los rallyes.
La pretemporada ha estado de lo más candente con el baile de pilotos que se ha producido, focalizado principalmente en el regreso de Sébastien Ogier a Citroën, y, sobre todo, la sorpresa que supuso, a primeros de diciembre, el volantazo absolutamente insospechado que ha dado su tocayo Loeb, regresando al Mundial con casi 45 tacos luciendo por primera vez los colores de una nueva marca; ni más ni menos que Hyundai.
Ambos son, indiscutiblemente, los cabezas de cartel de la prueba francesa, a la que el alsaciano (ganador del Monte-Carlo en siete ediciones, por seis de su compatriota) regresa cuatro años después de la última vez, cuando acabó con la suspensión rota, mientras se bregaba con Ogier, en su última actuación al volante del Citroën DS3. La revancha, por tanto, está servida, en un rallye que se perfila con menos nieve sobre los tramos que estos últimos años, donde Thierry Neuville y Ott Tänak –rivales de Ogier por la victoria en las dos ediciones precedentes– tendrán también mucho que decir frente al principal adversario de ambos cara al título, que debuta este fin de semana, delante de sus paisanos, con el C3 WRC.
Esapekka Lappi va a hacer lo propio, cediendo el puesto que ocupaba hasta ahora en las filas de Toyota al renacido Kris Meeke, una de las grandes incógnitas junto a las jóvenes promesas por las que apuesta M-Sport para este año: Elfyn Evans, Teemu Suninen y Pontus Tidemand, encargados de hacer brillar el Ford Fiesta WRC con el que Sébastien Ogier logró, nada menos, ganar las dos últimas ediciones del Monte-Carlo.
El que, desgraciadamente, no podrá meter baza esta vez es Dani Sordo, ausente del rallye más emblemático del Mundial por primera vez en seis años, para dejar sitio al cuestionado Andreas Mikkelsen. Consecuencia directa del baile de pilotos que se producirá este curso en Hyundai, un equipo reconfigurado a todos los niveles, que encara su reválida particular ante una temporada tan competida como la que se dispone a comenzar.
