Se acerca el Rally Islas Canarias y, como cada año, Luis Monzón empieza a intensificar sus gestiones para asegurarse un buen coche para competir en él. Aunque en esta ocasión, más que un buen coche, lo que busca el doble campeón de España es el mejor. Tras años chocándose contra el muro de los ‘pata negra’ en el ERC y el IRC, el satauteño está volcado en poder medirse en igualdad de condiciones.
Con los equipos oficiales en peligro de extinción en el ERC y en el CERA, la solución pasa por hacerse con el mejor ‘carreras cliente’. ¿Y qué preparador tiene el mejor departamento ‘customer racing’? Sin duda, M-Sport. Aunque el pasado año Monzón creyó tener el Fiesta R5 ‘Evo2’ más próximo al oficial (el de Dom Buckley RSC), hay uno tocado con la varita mágica de M-Sport que este año va a quedar libre. Y de momento, ese coche es su objetivo número uno porque es el único con el que cree que va a poder medirse de tú a tú con los tenores del europeo.
Esa es la primera opción, pero hay dos más. Ninguna de ellas le permitirá aspirar a él y a José Carlos Déniz a vencer en la clasificación del FIA ERC, pero puede gustar mucho a los aficionados. Y es que siempre es una buena noticia ver a un piloto de las características del actual campeón de montaña de Canarias con un World Rally Car, y más, si éste es un Ford Fiesta WRC de 2017. Es decir, una unidad última generación. De decantarse por esta opción, sería el condimento perfecto a una lista de participantes en el que habrá infinidad de R5, ya que hasta ahora, en Canarias no hemos visto en acción uno de estos coches.
La tercera alternativa que maneja Monzón es traerse a Gran Canaria un WRC de 2016, una opción que le atrae en menor medida, ya que –aerodinámica aparte– son coches menos espectaculares de conducir al emplear una brida más pequeña (34 mm) que la de los WRC 2017 (36 mm).
En definitiva, un año más, todos estarán pendientes de la decisión de Luis Monzón hasta el mismo momento en el que se dé cerrojazo al plazo de inscripción.