Mercedes-Benz presenta el concept EQG como anticipo de la futura Clase G con propulsión eléctrica integral. El modelo en el que se inspira es una de los más emblemáticos vehículos todoterreno de la historia reciente y desde su nacimiento no ha experimentado grandes cambios, conservando casi intacto su icónico diseño.
Este principio se ha convertido en premisa ineludible del canon estético desarrollado para el nuevo prototipo en combinación con ciertos guiños de diseño originarios de Mercedes-EQ. Así, el estudio cercano a la producción en serie hereda su angulosa silueta incluyendo una interpretación realmente acertada de algunos de sus elementos más emblemáticos. Es el caso de la línea de cintura, ahora iluminada, o el vistoso contraste entre la parte superior y la inferior de la carrocería acentuada por la pintura bicolor.
Mercedes tampoco podía prescindir de los clásicos faros redondos como uno de los principales elementos de su identidad. Estos se combinan con una calandra con superficie lisa en negro, la banda luminosa y la estrella iluminada en el centro de efecto tridimensional propia de la última hornada de modelos eléctricos del fabricante alemán.
El nuevo “todoterreno eléctrico” equipa llantas de 22 pulgadas de aleación de aluminio y sobre el portón posterior exhibe la clásica cubierta de la rueda de repuesto transformada en esta ocasión en una caja con cerradura iluminada que recuerda a una wallbox. Otro rasgo distintivo del diseño exterior es el portaequipajes de baja altura en el techo presidido de una tira iluminada con leds integrada en el borde delantero. Otra regleta de LED en color rojo adorna el extremo trasero del portaequipajes.
El Concept EQG mantiene inalterado, por tanto, la personalidad y el temperamento de la Clase G. Ello incluye su idoneidad para superar obstáculos extremos sobre cualquier tipo de superficie. Para ello dispone de suspensión independiente en las ruedas del eje delantero y un eje rígido detrás desarrollado ex profeso para la integración de la propulsión eléctrica.
Cuatro motores eléctricos junto a las ruedas – no se precisa su potencia y par-, regulables individualmente, son la clave de las singulares propiedades de conducción del vehículo, tanto en carretera como fuera del asfalto. Estos se combinan con una transmisión conmutable que permite optar por un modo “Low Range”.
