COCHES
Prueba

Este vehículo tiene futuro

  • El precio de la unidad probada es de 7.844 euros

Renault se ha mostrado como la marca más prolífera a la hora de apostar por la electrificación desde el convencimiento como premisa de que ofrecer una oferta diferenciada en función de cada necesidad les permitiría acceder a un mayor número de interesados. La berlina Fluence ZE y el comercial Kangoo ZE han sido la primera piedra de esta estrategia pero una tecnología que aún mira mayoritariamente hacia el interior de las ciudades necesitaba una propuesta individualizada capaz de enfrentarse a los desafíos que esta presenta.

El Twizy, un modelo  cien por cien eléctrico y cero emisiones, ha sido la original respuesta de Renault al reto diario que plantea la urbe como concepto de movilidad innovador, asequible y con la suficiente autonomía para que este apartado en concreto no resulte un quebradero de cabeza.

Para el automovilista el tráfico se convierte en su peor pesadilla. Los atascos, el aparcamiento, las formas, los modos y desde un punto de vista más comprometido, el ruido y la contaminación suponen un lastre que nos va hundiendo en una larga agonía mientras merma nuestra capacidad. Renault tiene una solución a todo ello, se llama Twizy y su inusual fisonomía tiene por sí mismo un efecto socializador.

Sencillo

No hay ventanas, ruidos, los del exterior. La brisa es agradable y la posición de conducción central, bajo centro de gravedad y sus reducidas dimensiones (2,34 metros de largo por 1,24 metros de ancho) te permiten un absoluto control de lo que ocurre a tu alrededor. Aún queda espacio para un pasajero que abraza con sus piernas el asiento del conductor y un pequeño maletero de 31 litros tras su respaldo. La sencillez en el receptáculo es la norma. No hay elementos superfluos, simplemente un volante a través del cual se observa un reloj que incluye velocímetro digital, el indicador de nivel de carga y un dato importante, la autonomía en kilómetros hasta el momento de la próxima recarga. A ambos lados, sobre el salpicadero, dos guanteras con toma de corriente. A la izquierda un pulsador con tres posiciones (D para avanzar, N de punto de muerto y R para retroceder) y el botón para accionar los cuatro indicadores de precaución. El airbag del conductor, los cinturones de seguridad de cuatro puntos para el conductor y tres para el pasajero y un chasis construido  por los ingenieros de Renault Sport Technologies completan el cuadro en cuanto a elementos de seguridad.

Valiente

Pie en el freno, giramos la llave de contacto y mantenemos un poquito hasta que aparezca la palabra ‘GO’ en el panel de información. Pulsamos D y a pocos kilómetros de la salida le planteamos lo que espontáneamente definimos como su primera prueba de esfuerzo, una vía con una pendiente media de un 25%, retos de nuestra particular orografía. Su motor de 17 CV, creado por los mismos ingenieros que desarrollaron el Kers para la F1, desplaza en ese momento más de 160 kg con una soltura pasmosa. El par actúa a destajo, sin ningún tipo de reserva, mientras presumimos de su agilidad para superar este primer envite sin emitir un solo gramo de contaminación, sin consumir un solo litro de combustible.

Estabilidad, maniobrabilidad, excelente radio de giro, facilidad para encontrar  aparcamiento pero, ¿es que este vehículo no tiene nada en contra? Por ponerle un pero la suspensión es algo dura lo que se nota especialmente en zonas bacheadas. De resto, llevamos casi medio día sube, baja, para allá, para acá y como neófitos en esta lides nuestra única obsesión era mantener un rango suficiente de carga que nos permitiera llegar al concesionario. Sorprendentemente el nivel superaba aún el 60% y la autonomía se establecía en una tranquilizante cifra de 46 kilómetros. En cualquier caso y en el peor de los casos con la facilidad  que ofrece el cable de recarga de tres metros conectable a cualquier enchufe doméstico y apelando a la buena voluntad de algún buen samaritano lo hubiéramos solventado. ¿En cuánto tiempo? Pues teniendo en cuenta que el día anterior realizamos más o menos el mismo recorrido, con tres horas de recarga hubiera bastado.

Si atendemos a las cifras oficiales la autonomía se establece en 100 km gracias al sistema de recuperación de energía y entre 55 y 80 km dependiente del tipo de conducción y del relieve. La velocidad máxima es de 80 km/h y apenas necesita 6 segundos para acelerar de 0 a 45 km/h, cifras que corroboran nuestras sensaciones y que ponen en valor la eficacia de este concepto revolucionario.

El Twizy también quiere ser el acompañante ideal para ello se ofrecen tres versiones, Urban, a la que nosotros hemos tenido acceso, Color y Technic que proponen distintos acabos y diseños que se pueden complementar con diferentes equipamientos así como la posibilidad de un motor de 9 CV accesible simplemente con la licencia de ciclomotor.

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