Jorge Gómez, que ya completó la quinta etapa, la del jueves, en plena madrugada, volvió a pasar parte de la noche sobre su BMW G450RR para poder llegar a Arica. Aunque no aparecía en la clasificación de la etapa, la organización le dio en la provisional de motos el puesto 118 de los 125 supervivientes de este Dakar que en las dos últimas jornadas ha mostrado su lado más salvaje. Tanto que dirección de carrera ha optado por cargarse más de la segunda mitad de la etapa del domingo entre Arica y Antofagasta ante el temor de una nueva debacle.
En el caso del grancanario, que a sus 49 años disputa su primer Dakar, está siendo una demostración de pundonor, sobre todo desde que sufriera una caída en la jornada del miércoles que lo dejó físicamente mermado. Aún en esas condiciones y pudiendo descansar pocas horas en los últimos tres días, sigue adelante. “Los problemas comenzaron en la etapa del miércoles cuando me caí por culpa de una nube levantada por el fesh-fesh y aunque no me rompí nada, tengo una rotura fibrilar y necesito tomar calmantes por la noche para soportar el dolor y poder descansar…”, apuntó ayer ‘Koke’ del que no teníamos noticias desde el miércoles. A pesar de las molestias, muy posiblemente ayer no necesitaría ningún analgésico porque llegó absolutamente derrotado después de tres días agónicos.
“La etapa del jueves me la tomé con mucha tranquilidad, pero a medida que te van pasando los coches, y sobre todo los camiones, tienes que pararte para esperar que se quite el polvo que te impide ver la carretera. Y las horas se van acumulando… Todo iba bien en esa etapa hasta llegar arriba de la enorme duna y la moto se paró. Estaba viendo la meta y no me quedaba ni agua ni comida, así que no me quedó mas remedio que descender con la moto tirando de mí hacia abajo y yo metiendo los pies para sujetarla. Desde la parte alta de la duna hasta la meta tardé cuatro eternas horas. Llegué al campamento a la una de la madrugada y me acosté a las 2:30”. Su imagen llegando en noche cerrada al vivac fue ilustrativa en medios nacionales de la dureza de esa etapa entre Calama e Iquique.
El problema fue que tras esa especial de armas tomar, llegó la más demoledora de este Dakar y una de las más exigentes que se recuerdan, la de Iquique-Arica, la del viernes. Gómez la acabó ayer sábado.“Tenía el mismo hándicap de estos días. Al salir de los últimos, los coches y los camiones te ralentizan mucho y las horas pasan sin remedio. Todo iba bien hasta que a unos 50 km para el final me tropecé con un piloto peruano que no tenía luz y paré para que me siguiera con la de mi moto. Nos detuvimos a descansar a las doce de la noche y reanudamos la marcha una hora después, pero los guadales cada vez eran más grandes… A las dos y media de la mañana, arropados por una manta que nos dejó un camión, decidimos parar hasta que fuera de día”. Llegó a 16 horas del ganador, el portugués Helder Rodrigues.
Con este panorama, el grancanario no tuvo una jornada de descanso como la de los demás pilotos que sí pudieron completar en la misma jornada del viernes esa sexta etapa. Lo importante para él es que sigue en carrera y que, al acortarse la séptima etapa de hoy domingo entre Arica y Antofagasta, podrá recuperar algo de fuerzas. “Me vendrá muy bien porque aunque físicamente estoy entero, arrastro mucho sueño. Esto es muy duro pero estoy disfrutándolo a tope y sigo en carrera. Me encuentro muy bien y muy animado a pesar de que cada día aparecen agujetas o ampollas nuevas. No lo cambiaría por el mejor hotel del mundo”.