Con el grueso de las compañías trabajando en la necesidad de una movilidad neutra en dióxido de carbono desde el punto de vista climático, es decir, utilizando energías limpias en sus procesos de producción es hora que el usuario también, en la medida de sus posibilidades claro está, intente alcanzar su particular grado de compromiso.
En un reciente reportaje elaborado por Peugeot, la marca nos sitúa en la pista sobre las posibilidades de combinar un vehículo electrificado –preferentemente eléctrico- y el autoconsumo con placas solares como el summum de la movilidad sostenible. Es posible esta combinación. La respuesta es sí pero hay que tener en cuenta diferentes aspectos.
Lo ideal, más efectivo y eficiente, apuntan, es hacerlo a través de una instalación fotovoltaica conectada a la red –con una instalación de autoconsumo sería más difícil-. Con la primera, el usuario puede consumir energía de la red o de sus propias placas, “inyectándose” el excedente a la red eléctrica. Esto se traduce en un ahorro en la factura de luz pues la empresa comercializadora de la luz nos compensa por el excedente.
Además, en una instalación conectada se puede instalar un control dinámico de potencia, que permite regular la potencia transformada por las placas solares y la energía de la red contratada mientras se carga nuestro coche. Con este sistema podríamos cargar el vehículo utilizando únicamente el excedente de energía solar producida o realizar una carga rápida con la máxima potencia combinando energía procedente de la producción fotovoltaica con la energía contratada o balancear la carga con la potencia disponible de la instalación fotovoltaica y el mínimo de electricidad de la red eléctrica necesario para que el vehículo nunca pare de cargar.
Ya puestos qué tipo de instalación se necesitaría. Lo primordial es hacer un cálculo de la potencia que necesitamos para abastecer tanto el consumo doméstico como la carga del vehículo.
La energía que es capaz de generar una instalación fotovoltaica depende de la potencia del panel solar (entre 150 y 500W) y la zona geográfica en la que residimos. En este sentido Canarias se considera una zona privilegiada gracias a la alta incidencia de la luz solar. En esta página de la Unión Europea se puede hacer un cálculo dependiendo de la ubicación.
Un ejemplo, un Peugeot e-208 dispone de una autonomía de 340 kilómetros (WLTP) con la carga de su batería de 50 kWh. De esta forma, si recorremos 15.000 kilómetros al año, consumiremos 2.205 kWh de energía anual. Para conseguir esa energía, necesitaríamos instalar cinco placas solares capaces de producir 450 kWh anualmente, cada una. Al estar nuestra instalación conectada, los excedentes de energía generados durante el día y en verano, compensarían económicamente el mayor aporte de la red recibido por la noche y en invierno.