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Hasta seis meses y más de espera, este es el tiempo medio que los consumidores tienen que esperar por un vehículo nuevo como consecuencia de la llamada crisis de los semi-conductores (microchips).
La producción de vehículos se ha visto ralentizada como poco por la falta de estos dispositivos, esenciales en la fabricación dada la dependencia en el desarrollo de muchos de sus componentes tecnológicos.
Los expertos apuntan a que se espera que la producción de estos microchips crezca más de un diez por ciento en 2022, lo que supone que el problema no tienes visos de solución inmediata, manteniendo en jaque a la industria hasta que no se consiga que las cadenas de suministro normalicen de nuevo su producción.
En el caso de España, la producción de vehículos ha sufrido un descenso del 21% comparado con las cifras de 2019 según datos ofrecidos por el portal acierto.com, afectando obviamente también a las exportaciones con una caída del 16,1%.
Todo ello, ha generado un gran desequilibrio entre el volumen que se produce y lo que demanda el mercado, lo que se traduce en una escasez de stock de vehículos. Los tiempos de espera se han disparado en algunos modelos y los precios de venta para vehículos que ya están en existencia se han incrementado al no necesitar de descuentos para atraer ventas. Los expertos del portal también apuntan que en otros casos se están ofreciendo precios muy atractivos para compensar la falta de nuevos vehículos y evitar que el cliente escoja el camino hacia un concesionario de otra marca.
En estos momentos no queda más remedio que aceptar que para adquirir un vehículo se debe esperar un periodo mayor del habitual. Lo recomendable en caso de necesidad, es ser flexibles a la hora de decidir qué marca y modelos elegir para tener que esperar el menor periodo de tiempo posible.
