Ante su inminente lanzamiento, Dacia redefine la líneas de su súper ventas, sin experimentos, sin grandes cambios, pero dotándolo de una nueva chispa que incide en su especial capacidad para no pasar inadvertido.
La reinterpretación del modelo estrella de Dacia -desde su lanzamiento se han vendido más de un millón de unidades- presenta una nueva calandra que se extiende hasta los faros situados ahora en los extremos del frontal para acentuar su carácter robusto. Estos, separados en tres segmentos, incorporan a su vez nuevas luces de día LED. Llama especialmente la atención el nuevo protector delantero, en cromo satinado, monopolizando buena parte del protagonismo en el frontal.
De perfil se caracteriza por una nueva línea del parabrisas más inclinada y las nuevas barras en el techo de aluminio que realizan un efecto dinamizador sobre la silueta del vehículo. Las nuevas llantas de 17 pulgadas, unos pasos de rueda más marcados y unos embellecedores de aletas de color negro de nueva factura acentúan su porte aventurero.
La zaga parece estar más elevada. A ello contribuye un protector más ancho, en sintonía cromática con el delantero, aumentando a su vez la sensación de volumen a la altura de los hombros. Como detalle mantiene el esquema de cuatro cuadros rojos para los grupos ópticos que le aporta ese matiz tan propia de la saga Dacia. De puertas para adentro, la sensación de confort inunda un habitáculo totalmente rediseñado dotado de mejores niveles de calidad y equipamiento.