La espera no se ha dilatado más. Después de superar el doble pinchazo en el último tramo de ayer que le impidió rematar el decisivo scratch hacia el que iba encaminado, Nil Solans, el dominador indiscutible de la presente temporada, ha podido, de una vez por todas, proclamarse, junto a su copiloto, Miki Ibáñez, Campeón del Mundo Júnior.
Nicolas Ciamin, el único rival con posibilidades remotas de truncar el título a Solans, necesitaba ganar los trece tramos de asfalto que restaban en el rutómetro para conservar las hipotéticas opciones que mantenía; y nada más comenzar la etapa, ha dejado escapar el primer scratch, con lo cual el piloto de Matadepera ha cuadrado las cuentas para resolver matemáticamente el campeonato.
Un nuevo galardón internacional, que se suma al título de WRC3 con el que lo condecoraron en Alemania, que acredita al catalán como el primer español capaz de ganar la monomarca mundialista de Ford, y el tercero en la historia que triunfa entre las jóvenes promesas de la especialidad, después de que Dani Solà y Dani Sordo conquistaran también el Mundial Júnior en 2002 y 2005, respectivamente, cuando se disputaba todavía con los vehículos de la categoría Súper 1600 que incentivaron su creación.
Como gratificación por su impecable temporada, en la que ha cosechado dos victorias y otros tantos segundos puestos, Solans afrontará un programa de al menos cinco rallyes en el WRC2 de 2018 con un Ford Fiesta R5 preparado por M-Sport, que podrían ser siete (el máximo decretado en el reglamento del campeonato) si logra ganar también el Cataluña, donde marcha como líder en solitario al término de la etapa de hoy, después de que Ciamin se haya accidentado por la tarde, cuando se estaba viendo sometido a la presión del barcelonés.