Citroën Racing ya tiene listo su C3 R5 y no sólo para competir con Stéphane Lefebvre en WRC2 a partir del Tour de Corse. Este modelo se incorpora a su catálogo ‘carreras cliente’ y una de las primeras veinte unidades se vendrá a España. De subirse al Campeonato de España de Rallies de Asfalto lo hará ya bien avanzada la temporada 2018 y con las vistas puestas a 2019. Auto-Laca Competición, tan unida a la marca de los galones, contempla esa posibilidad apoyando a un piloto joven de proyección.
En él, Citroën Racing ha puesto toda la carne en el asador. Tras el fiasco del DS3 R5 (extensivo también al Peugeot 208 T16 de PSA), han querido crear un coche que de entrada sea capaz de plantar cara a los Fiesta R5 de M-Sport y los Fabia de Skoda Motorsport. “Hay muchos desafíos”, explica François Wales es el director de desarrollo del departamento ‘Carreras Cliente de Citroën Racing. “El primero de ellos es que hay un pequeño margen de maniobra – cinco ‘tokens’ de actualización en los primeros 24 meses y otros cinco después– una vez el coche ha sido homologado. Por lo tanto, tiene que estar bien diseñado desde el principio”.
El proyecto lo ha liderado a nivel técnico Olivier Maroselli, un ingeniero con experiencia y buena reputación por su trabajo en otros coches de rallies. Él capitaneó un equipo de más de una veintena de personas. A finales de 2016 empezaron con los bocetos, pero no fue hasta enero del pasado año cuando, sobre la base del nuevo C3, empezaron con el diseño propiamente dicho. A partir de ahí, en septiembre comenzaron los primeros test sobre la carretera. “Las pruebas de resistencia del motor se completaron sin ningún incidente y ahora contamos con lo que empieza a ser una cantidad razonable de kilómetros. Hemos probado en casi todos los tipos de asfalto y hemos definido una buena configuración básica. Lo mismo pasa con la tierra. Ahora vamos a utilizar este año para ajsutar nuestra configuración a pruebas específicas como Montecarlo, Suecia, Finlandia, Gales y Alemania”. 
El trabajo de campo, los test, se desarrollaron en Córcega, y en el Este y Sur de Francia antes de que el C3 R5 hiciera su primera aparición pública en el Rally du Var de noviembre de 2017. Los kilómetros de test en tierra se completaron en Fontoncouse, cerca de Narbona, Cardona (Barcelona) y en Mazamet, al sur de Francia. En total, seis mil kilómetros de pruebas para incorporar a su catálogo ‘carreras cliente’ un modelo capaz de alcanzar mayores logros que en DS3 R5 y su predecesor, el DS3 RRC que fue campeón de WRC2 con Robert Kubica en 2013.
En ese programa intensivo de test han participado pilotos como Kris Meeke, Craig Breen, Simone Tempestini, Paolo Andreucci y Yoann Bonato. Pero ha sido Stéphane Lefebvre el elegido por Citroën para hacerlo correr en la categoría WRC2 del Mundial de Rallies con el número uno en el punto de mira. Lo confirma Pierre Budar, máximo responsable de Citroën Racing. “El objetivo es ganar el campeonato para mostrar el potencial del coche, tanto en términos de rendimiento como de fiabilidad en una amplia variedad de superficies”. Esa conquista empezará en el Tour de Corse y entonces vendrán Portugal y Cerdeña. “Y veremos qué pasa después –dice Budar–, en cualquier caso, tenemos fe en su velocidad y su consistencia”.
Con los tropiezos del pasado muy presentes, el equipo técnico liderado por Maroselli ha invertido mucho tiempo para mejorar la gestión del calor en todas las partes internas del motor. Dado el poco margen que la reglamentación permite, también se ha querido contar con una electrónica muy avanzada –“más de la que teníamos en el pasado”, afirma el director técnico del proyecto C3 R5– que se ha traducido en un sistema anti-lag “más funcional” y capaz de mejorar la respuesta durante la aceleración. “La idea también era estar constamentemente lo más cerca posible de la presión máxima autorizada sin abrir la válvula de descarga que siempre tiene un efecto altamente perjudicial sobre la potencia. Esto significa que ahora el motor es uno de los principales puntos fuertes del coche”, afirma con seguridad Olivier Maroselli.
Como el C3 WRC, el R5 emplea una caja de cambios Sadev, con la diferencia de que ésta ha sido diseñada a medida de la categoría. Según sea versión de asfalto o tierra, las geometrías de suspensiones son diferentes para optimizar su rendimiento en ambas superficies sin hacer ninguna concesión. “Es otra de las fortalezas del coche”, continúa su ‘creador’. Las peculiaridades de su estructura han exigido componentes muy ligeros, de ahí que para las suspensiones se haya optado por Reiger.
En un ámbito como el ‘carreras cliente’, las marcas también se esmeran en que sus coches sean ‘baratos’ de mantener. En el caso de Citroën Racing ha querido lograrlo con su C3 R5 mediante componentes de alta durabilidad y, también, con fácil acceso a componentes como la caja de cambios. “Hemos avanzado mucho en la carrocería al invertir en materiales múltiples para que haya componentes de goma en todos los bajos del paragolpes y algunas áreas de los alerones. Así son más resistentes al desgaste y a la distorsión. En los test de tierra también notamos una gran mejora en el envejecimiento del chasis y el bastidor auxiliar”, explica Olivier Maroselli.
Como decíamos al empezar, por ahora, el número de pedidos confirmados está en torno a la veintena y, según Mayeul Tyl, director del área comercial de Citroën Racing, se han realizado desde Espala, Portugal, Francia, Bélgica y el Reino Unido. “Para proporcionar la mejor calidad de servicio, hemos limitado nuestra capacidad de ensamblaje en alrededor de treinta coches este primer año antes de aumentarla a en torno a sesenta en 2019. A partir de ahí nos adaptaremos a la demanda del mercado”, explica.
