Como cada temporada, a mediados de agosto, los World Rally Cars se engalanan para competir de nuevo en las carreteras del sureste de Alemania; escenario donde tiene lugar la segunda cita de asfalto puro de la temporada, cerca de la sede donde radica el equipo Hyundai, y más próximo todavía a la tierra natal de Thierry Neuville. El hombre que, por segundo año consecutivo, arriba al país vecino como líder del Mundial; esta vez, además, con un margen considerable de 21 puntos sobre el hombre al que está intentando destronar: Sébastien Ogier.
El galo, vencedor de la prueba germana en 2011 y 2015, afrontó la pasada edición acuciado también por la presión de saberse inmerso en un duelo frontal con Neuville, y aunque anduvo bastante deslucido para lo que solía ser su rendimiento sobre el asfalto teutón, recuperó el timón del campeonato gracias a la extraña rotura que carcomió las opciones del belga cara al entorchado.
Este año, sin embargo, la situación es diferente: el jefe de filas de Hyundai se encuentra mucho más asentado que la campaña precedente, y tiene todo de su parte para intentar tomar la iniciativa en un terreno que conoce a la perfección, donde se consagró hace ya cuatro temporadas, personificando la primera victoria mundialista de la escuadra de Alzenau, con Dani Sordo, además, como escolta en el podio. Otro especialista del rallye germano, que tendrá también mucho que decir a partir del próximo viernes.
Tres meses después del Portugal, el español retoma el pulso a la que está siendo, por ahora, su temporada más provechosa de los últimos tiempos, en un terreno, además, donde figura siempre entre los favoritos indiscutibles a un triunfo que se anotó hace justo cinco años, precisamente ante el rival que ahora tiene como compañero de garaje, por el que deberá pujar con ahínco antes de culminar su programa como piloto especialista a finales de octubre, en Cataluña.
Hyundai contará también con el refuerzo de Andreas Mikkelsen, uno de los hombres que sorprendió el pasado año, sellando como tercer clasificado su exiguo matrimonio junto al equipo Citroën. Aunque más en cuenta todavía habrá que tener Ott Tänak, flamante estrella del Mil Lagos y vencedor igualmente el pasado año, en Alemania, con el Ford, de un rallye muy cambiante a nivel meteorológico, donde dejó con un palmo de narices al resto, demostrándose capacitado ya para ganar en terrenos de toda clase y condición.
Más impredecible se antoja en cambio el rendimiento del otro hombre que más despuntó en Finlandia, Mads Ostberg, lo mismo que el de su compañero Craig Breen, ante un rallye que fue durante años feudo de Citroën, en el que, ciertamente, el C3 WRC podría aspirar a todo con un piloto solvente sobre asfalto a los mandos.
Solvencia, precisamente, es la que ha ganado Nil Solans con el cambalache que ha aplicado M-Sport a su proyecto, sustituyendo a DMACK por Pirelli como suministrador de los neumáticos que va a calzar a partir de ahora la unidad del Ford Fiesta R5 correspondiente al vigente Campeón del Mundo Júnior –como se encarga de rememorar ahora su nueva decoración–. Por tanto, el catalán está encantado, mucho más ambicioso e ilusionado ante la recta final de su programa, con dos rallyes en los que atesora un importante bagaje como son Alemania y Cataluña, donde tendrá ya opciones de relumbrar dentro de la categoría WRC2.
Un campeonato prácticamente sentenciado otra vez a favor de Pontus Tidemand, al que se reincorpora después de casi dos años un antiguo rival del sueco en sus primeros escarceos mundialistas: José Antonio Suárez.
Después de que renunciara la pasada primavera al Portugal para correr con garantías el Adeje, dando así prioridad a su programa nacional, el asturiano afronta ya sí su retorno a la escena internacional al volante de un Hyundai i20 R5 que no acaba de amoldar a su estilo de conducción, con el que tratará de despuntar este fin de semana sobre los otros tres jóvenes que concurren en Alemania al volante de sendos soplillos construidos en Alzenau: Jari Huttunen, Fabio Andolfi y Pierre-Louis Loubet.
Foto: Red Bull
