Aunque la mayoría de marcas repiten como un estribillo su lema en los anuncios de radio y televisión, no son muchas las que logran que el mensaje cale. Los fabricantes ‘premium’, no me pregunten por qué, suelen lograrlo y, entre ellos, BMW y Audi son los que se llevan la palma.
El “¿te gusta conducir?” fue un punto de inflexión en la manera de anunciarse de la marca con sede en Munich y el “a la vanguardia de la tecnología” de Audi ha trascendido hacia algo más que un simple eslogan para encerrar en esas seis palabras una manera de entender el automóvil. Hasta U2 empleó el “vorsprung durch technik” en su ecléctico Zooropa… Quizá el éxito se deba a la habilidad del departamento de marketing de un fabricante de automóviles de conectar con el subconsciente de su cliente, con ese algo que los diferencia del enorme mapa de marcas. Debe ser auténtico, no una simple frase ingeniosa y con gancho.
En el caso de la que nos ocupa hoy, no se puede negar que desde el A1 y hasta el A8 pasando por toda su paleta de modelos ‘Q’, cada uno de sus lanzamientos planta sobre el asfalto lo último de lo último en tecnología. Por descontado que hay confort, dinamismo y diseño en cantidades industriales, pero esa vertiente técnica, ese pacto tácito con sus incondicionales de servirles lo más avanzado en seguridad, infoentretenimiento y cualquier aspecto que pueda ser tocado por la varita mágica de la ingeniería y la electrónica –es decir, todo- es lo que ha definido a los sucesivos lanzamientos de Audi.
Por supuesto, también en el A6, un coche al que nos hemos subido y que hemos disfrutado como sólo una berlina de lujo se puede disfrutar: haciendo kilómetros. Quizá es el gran problema que tenemos en Canarias, que no tenemos autovía suficiente para poder paladear en toda su extensión lo que ofrece un coche como éste. Si al estilo de la película ‘Así en el cielo como en la tierra’ de José Luis Cuerda hubiera un paraíso para los amantes de las berlinas, sería una interminable autobahn alemana con desvíos hacia carreteras de montaña como las nuestras. ¿Se lo imaginan?
Pero aprovechando lo que tenemos, se puede intuir claramente cuáles son los puntos fuertes de esta séptima generación del nuevo Audi A6, un coche que ya dijimos en el reportaje que le dedicamos en MotorEnLinea.es cuando se dio el pistoletazo de salida a su comercialización, que se sitúa a medio camino entre el soberbio A7 y el ostentoso A8. Está claro que aquí las compañías no han sido una mala influencia.
El nuevo A6 tiene un porte espléndido, debido al uso de esos tics que ya forman parte del modus operandi de la marca: grupos ópticos con tres planos superpuestos para intermitentes, leds y proyectores; parrilla single frame diamantada; una línea dinámica que arranca desde los mismos faros delanteros hasta los pilotos traseros y el alerón y, la zaga ligeramente apuntada y con un planteamiento menos horizontal que en la anterior versión.
Pero en general, comparándolo con el facelift de su predecesor, el que desembarcó en nuestro mercado en marzo brilla por el perfecto equilibrio de proporciones. Los tres volúmenes que conforman el perfil de una berlina pura como ésta harían difícil a simple vista diferenciarlo de un A4 y eso no es un defecto, sino una virtud en medio de la moda actual en la que un coche que no irradie dinamismo o compacidad parece estar fuera de onda. Y eso, con casi cinco metros de longitud (4,92 metros) y una anchura de 1,87 mts…
El lujo gana la partida
En cabina, la vertiente más lujosa y presumida del A6 parece ganarle el pulso a ese aire fresco que transmite su exterior. Es cierto que en función del color del tapizado y de las superficies decorativas que se empleen en salpicadero, consola y paneles de puertas, el ambiente puede variar de manera sustancial. Pero en el caso de la versión a la que nos subimos, el tono cobrizo de la madera (en realidad de fresno veteada) a juego con el cuero que vestía los asientos decantaban la balanza del lado del lujo de una manera muy clara. Pero donde de verdad sobresale el A6 y, por extensión, los Audi más nobles (A8, A7, A6, A5, Q7…) es en la maestría a la hora de encastrar un impresionante componente técnico en medio de esos detalles de lujo y tradición sin que chirríen, es más, se complementan.
No van desencaminados en Ingolstadt cuando presumen de que el actual A6 tiene más del doble de funciones dirigidas a la asistencia a la conducción, el confort y el infoentretenimiento que el anterior. Nosotros no sabemos si realmente es ésta la proporción exacta, pero de lo que no hay duda es que aquí también el A6 se sitúa en el pelotón de vanguardia de las berlinas premium. Según acabados y extras de equipamiento, hay disponibles funciones de ventilación y masaje para los asientos, un sistema de iluminación ambiental ‘chic’ a más no poder, un climatizador de cuatro zonas o un equipo de sonido Bang & Olufsen.
Eso en cuanto a lujo desaforado, pero los dispositivos más llamativos son los enfocados al confort a bordo. Por ejemplo el navegador desarrollado junto a Google y que puede reproducir imágenes de Google Earth combinándolas con la propia ruta del vehículo; o el módulo UMTS, un dispositivo capaz de crear una red wi-fi para mediante una tarjeta SIM a través de la cual los viajeros podrán conectarse a Internet dentro del coche a través de smart phones, consolas o tabletas tipo iPad.
La red wi-fi es una frivolidad que, lo reconocemos, nos ha llegado ‘a la patata’ por aquello de poder visitar MotorEnLinea.es allá donde nos encontremos siempre que haya una red 3G al alcance. Pero hay otros dispositivos que la marca ha perfeccionado de tal manera que nos han dejado boquiabiertos. El primero, el control de velocidad de crucero activo capaz de acelerar o frenar en función de lo lejos o cerca que se sitúe el vehículo que nos precede en nuestro carril. Audi lo llama Adaptative Cruise Control con función Stop&Go. El segundo, el control de ángulo muerto, que respecto a otros modelos que tienen un pequeño chivato luminiscente poco visible, éste nos alerta con intensidad cuando no es recomendable cambiar de carril. Y por último, el asistente de mantenimiento de carril, capaz de actuar sobre la dirección para evitar que un despiste nos lleve fuera de la calzada. Por supuesto que hay más, de hecho la unidad no podía tener mayor componentes de asistencia a la conducción, pero los verdaderamente útiles y recomendables para cualquier berlina de este nivel, son estos tres que hemos nombrado.
También es muy útil el indicador del límite de velocidad, un dispositivo que emplea una cámara para reconocer las señales y ‘lanza’ es información en la pantalla TFT del cuadro que hay entre el tacómetro y el velocímetro. Al principio puede parecer superfluo, pero da mucha seguridad acercarse a un tramo de velocidad controlada sabiendo en todo momento cuál es el límite imperante de un solo vistazo.
El conductor siempre tiene la razón
Entre esas inmensas posibilidades de confort y el gran potencial dinámico del Audi A6, encontramos el Audi Drive Select, un sistema que permite adaptar algunos parámetros que afectan a la conducción para someterlos a la voluntad del conductor. El ingenio no es nuevo, de hecho otros modelos de la marca ya lo empleaban desde hace años, pero sin necesidad de tener que montar la suspensión neumática adaptativa, un extra que se mantiene en el catálogo del A6.
Hay cuatro modos a escoger: confort, dinámico, automático e individual. Al tratarse de la versión más potente del motor 3.0 TDI, la de 245 CV, hay una posición más, la ‘efficiency’ que prioriza por encima de cualquier cosa la economía de consumo recurriendo siempre a marchas largas. En modo ‘dynamic’ sucede todo lo contrario: relaciones cortas, el motor aullando ligeramente y la sensación de que los 245 CV están todos alerta para entrar en acción cuando se les requiera. Pero lo más sintomático de esta posición del Audi Drive Select es cómo se altera el nivel de dureza de la dirección. Es la excepción, porque en los demás modos, el A6 es un coche que todo lo hace suave y fácil, aunque cuando se necesita fuerza bruta, el botón ‘kick down’ del acelerador saca el lado más salvaje de este motor, un prodigio de suavidad. Lo mismo se puede decir del cambio más sofisticado de la gama A6, el S Tronic de siete velocidades y que le va como anillo al dedo al carácter de un coche sencillamente delicioso de conducir.
Hablar del comportamiento de un Audi en curva implica detenerse aunque sólo sea por unos renglones en su arquitectura híbrida acero-aluminio. El fabricante alemán lleva años empleando este tipo de solución para ahorrar peso, de hecho en uno de los anuncios del actual A6, Audi presume de hacer con el metal “lo que nadie creía posible”. En este modelo en concreto, aletas, puertas y capó están hechos de aluminio, y en báscula marca en torno a un 15 por ciento menos que el anterior, con un ahorro de entre 30 y 60 kg según versiones y motorizaciones.
Esa mayor ligereza repercute de una manera directa en su forma de pasar por curva, a la hora de frenar y en sus índices de consumo y emisiones de CO2. Además, el dominio de la técnica de combinar ambos metales que ha alcanzado Audi ha mejorado también la rigidez de su estructura, otra de las claves de la precisión con la que lee la carretera el nuevo A6.
Fotos: Agustín Déniz
Agradecimiento al equipo de Anfi Tauro por todas las facilidades prestadas para poder hacer el reportaje fotográfico del Audi A6 en un entorno acorde con su categoría.