COCHES
Prueba

Cee'd Sportswagon: Rozando el sobresaliente

  • En terminaciones no tiene nada que envidiar a ningún rival
  • En marcha lo primero que convence es su aislamiento acústico
  • Muy efectivo el FlexSteer que varía la asistencia de la dirección

Ante la escalada de deportividad experimentada por uno de sus modelos de más tirón, Kia tenía el desafío de encajar una carrocería familiar dentro de la gama cee’d no sólo sin chirriar, también sacando partido de todas sus bazas de diseño y dinamismo. Lo hemos probado y ¿saben qué? Lo han conseguido.

A efectos de diseño no hay más que verlo de perfil para entender lo bien que le ha sentado a este modelo el cambio de la ‘y’ de su nombre por una ‘s’. De Sporty Wagon a Sportswagon, una nimiedad pero que, efectivamente, se refleja en una línea más atrevida y capaz de atraer tanto al que elige un ranchera por necesidades del guión como para aquel que anda dubitativo entre un monovolumen de buen precio o un compacto con carrocería familiar. Es más, puede llegar incluso a convencer a quien ni siquiera tenía en mente hacerse con un ‘SW’.

Si algo hay que alabar sin duda del cee’d en general y del Sportswagon en particular es su interior. Son muchas las marcas asiáticas y americanas a las que se les llena la boca diciendo que han adaptado sus cabinas al estándar europeo cuando en realidad ponen parches y no soluciones duraderas. Kia hace tiempo que captó la importancia de este punto y puesto que las estadísticas de ventas han demostrado que no ha sido una inversión en balde, siguen trabajando y mejorando este punto. 

No exageramos si decimos que no tiene nada que envidiar a la media y media/alta de su categoría en términos de calidad de terminaciones, tacto de materiales y mandos y –ya en un plano más subjetivo– el diseño. Guste más o menos, la lectura del cuadro de diseño tubular con el display integrado en el velocímetro, la perfecta integración del sistema de climatización y los difusores y la correcta resolución de otros mandos secundarios o los propios paneles de las puertas son intachables sea el acabado que sea, aunque es obvio que en terminaciones superiores siempre luce más.

Hablamos del común denominador de esta segunda generación cee’d, pero deteniéndonos en el modelo que hemos probado, el reajuste de su talla ha permitido no sólo ganar volumen al maletero, también habitabilidad interior. Como explicamos en la primera información que publicamos sobre este modelo, es 19,5 centímetros más largo (4.405 mm en total) y 1,5 centímetros más alto (1.485 mm), cifra ésta última que gracias al rediseño del interior permite ganar 2,1 centímetros de altura hasta el techo delante y otros dos detrás.

Con estas cifras hablamos de pequeños matices, detalles que hacen difícil a cualquier coche romper la media. En general da la sensación de ser un coche amplio, aunque la forma de las ventanillas y el hecho de arrebatarle luz y visibilidad a las plazas traseras siempre penaliza en esa impresión de espacio. En cualquier caso, suficiente para acoger con holgura a invitados de toda talla sin ningún aprieto.

Por supuesto, en un tipo de carrocería en el que el maletero es objeto de pormenorizado análisis por parte de toda la familia, el hecho de tener una capacidad de 528 litros ampliables hasta los 1.642 es algo muy a tener presente. Además hemos comprobado la facilidad de carga que implica tener un enorme portón trasero que se eleva hasta los 1.888 mm.

Silencioso y brillante

En marcha hay muchas cosas que convencen de este coche. La primera su silencio, una virtud que obligatoriamente nos lleva a hablar de su motor, el 1.6 VGT diesel con turbocompresor de geometría variable, 128 CV de potencia y 260 Nm de par máximo. Excelente ejemplo del nivel de refinamiento de las mecánicas de la marca su nivel de rumorosidad en bajísimo tanto al ralentí como cuando pisamos el acelerador en busca de sensaciones. 

Lo que decíamos de los acabados y la exigencia del mercado europeo se hace extensivo también a lo que se llama ‘ruidos, vibraciones y asperezas’ o NVH, un factor en el que el cee’d brilla como pocos compactos no Premium pueden hacerlo actualmente. El cambio automático con levas en volante son el lazo a este paquete tan competitivo, aunque su manera de funcionar prime el confort por encima de la eficacia en carreteras viradas. Si bien como as en la manga está el ‘click’ del tramo final del acelerador, el kickdown que en caso de necesidad saca a pasear todos esos caballos. En este punto también sorprende que aunque hablamos de una potencia contenida (128 CV), ésta es muy aprovechable.

A nivel dinámico y de bastidor de nuevo sale a relucir ese tacto tan ‘continental’, algo de lo que ya presumió el primer cee’d pero que es mucho más acusado en el nuevo modelo. Firme pero sin llegar a deslizarse por una vertiente deportiva, sus mínimas carencias en curvas a ritmo alegre las llenará, no lo duden, el pro_cee’d. Un buen socio en este capítulo es la dirección FlexSteer con los modos confort, normal y deportivo. En ciudad, en la primera de las posiciones es tan liviana que parece ayudarnos en el último golpe de volante al cambiar de dirección; en el lado opuesto, cuando hay que afrontar tramos virados la precisión de ésta es claramente superior haciendo mucho más efectivo cada movimiento.

A modo de conclusión podemos decir que el cee’d Sportswagon nos ha sorprendido. Sabemos perfectamente lo que es Kia hoy por hoy; hemos visto, tocado y probado muchos de sus lanzamientos y, aún así, nos ha vuelto a romper los esquemas demostrando que la calidad no tiene por qué ser sinónimo de exclusividad. No somos muy amigos de poner nota a los coches a los que nos subimos, pero pueden dar por hecho que entre los compactos con carrocería familiar, el cee’d ‘SW’ estaría entre los alumnos más aventajados del curso. Entre otras cosas porque no hay que olvidar que, como los demás vehículos de la gama actual de la marca, tiene siete años de garantía.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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