Es cuestión de tiempo que el Campeonato del Mundo de Rallies abra sus puertas a la tecnología híbrida. Ha sucedido en algunas de las principales categorías del automovilismo deportivo y más pronto que tarde la FIA creará el marco normativo para que los fabricantes implicados en ella desarrollen sus WRC con sistemas de regeneración de energía y propulsores eléctricos.
Aunque la Fórmula Uno se ha mantenido relativamente ajena a lo que sucede en las calles y a las tendencias de mercado (a veces impulsados por modas pasajeras o por verdaderos cambios de ciclo), no sucede lo mismo con el Mundial de Rallies, donde los departamentos de marketing suelen tener bastante que decir al de ‘motorsport’ a la hora de elegir tal o cual modelo. El cambio de los WRC ‘dos litros’ a los 1.6 fue propiciado por la FIA pero, a su vez, bien visto por los fabricantes en un momento en el que el downsizing y los subcompactos son los que parten el bacalao.
La alternativa híbrida es ya una realidad que no hace más que seguir ganando terreno en las estadísticas de matriculaciones de todo el mundo y que, poco a poco, va empapando segmentos tanto por arriba como por abajo. No se le escapa a nadie que Toyota está sacando provecho a su temprana apuesta por esta tecnología y desde cualquier punto de vista que se precie, volver a un campeonato que le dio tanto hasta su retirada en 1999 con un modelo híbrido sería increíblemente positivo para ellos. Los técnicos en mercadotecnia podrían impulsar aún más ‘la marca’ HSD (Hybrid Synergy Drive) y reforzar la asociación ‘Toyota es igual a híbrido’; mientras los ingenieros sólo tendrían que adaptar unos sistemas que conocen perfectamente a un coche de competición.
La jugada sería redonda para el fabricante japonés y quizá el Yaris Hybrid-R, el prototipo que van a presentar en cuestión de días en el Salón de Fráncfort y del que les hablamos en MotorEnLinea.es, sea un rotundo mensaje a la Federación Internacional de Automovilismo: “se puede hacer y estamos preparados para hacerlo”.
Posiblemente el mayor impedimento con el que cuenta la FIA es que el número de fabricantes implicados en el Mundial de Rallies es muy limitado a día de hoy y algunos como Citroën e incluso M-Sport están en precario o, al menos, sin un proyecto a muy largo plazo. Esa nueva vuelta de rosca podría dar motivos a alguna marca para hacer las maletas y centrarse en otra competición y ya se sabe que más vale pájaro en mano que ciento volando. Más aún cuando Volkswagen acaba de llegar y Hyundai está a punto de aterrizar con dos vehículos que no sólo no se han desarrollado con la idea de adaptar este tipo de tecnología a corto plazo, es que ni siquiera tienen una versión híbrida de calle produciéndose en gran serie.
En este sentido la propia normativa que exige la producción de un determinado número de unidades para aspirar a homologar un World Rally Car deberá ser algo laxa en cuanto a ese componente eléctrico porque si no, lejos de generar un efecto llamada entre marcas como Toyota, podría alejar a otras que ya están o que, en silencio, ven este campeonato como un potencial escaparate de sus modelos.
Aún así, insistimos en que es cuestión de tiempo que lo híbrido se establezca en el Mundial de Rallies y quizá la manera más natural para los que pueden entrar y menos traumática para los que ya están, sea crear una nueva categoría ‘de bajas emisiones’ lo suficientemente atractiva en términos de rendimiento para que tengan el incentivo de unirse. Los técnicos de la FIA deben estar buscando fórmulas y para cuando la encuentren no duden que Toyota estará primero en la cola para volver al mundial.