Sólo Marc Coma sabe con exactitud qué le ronda por su cabeza. Este pasado sábado obtuvo en Buenos Aires su quinto triunfo en el Dakar (2006, 2009, 2011, 2014 y 2015), un número que lo sitúa a la altura de Cyril Despres y Cyril Neveu y ya sólo por detrás de los seis que obtuvo Stéphane Peterhansel.
Tiene al alcance de su mano igualar e incluso superar a ‘Monsieur Dakar’, pero con 38 años sabe perfectamente que el riesgo implícito de conducir una moto en caminos perdidos en mitad de Sudamérica es muy grande. Quizá sea momento de seguir los pasos de Despres y verse protegido en el cockpit de un coche y sobre cuatro ruedas con vistas a emular a su amigo Nani Roma y continuar sumando triunfos en esa otra categoría.
Esas dudas están ahí, pero lo más urgente para el de Avià es paladear con toda su gente este resultado y descansar después de dos semanas vaciándose para renovar, por primera vez en toda su extensa carrera, el número uno dakariano. En esta entrevista Marc habla de las claves de la prueba, de sus rivales, y también del compañerismo de Jordi Viladoms, de quien dice que una parte de la estatua de bronce es suya.
Pregunta.– ¿Qué balance haces de esta quinta victoria en el Dakar?
Respuesta.– Muy positivo. Estoy muy contento y orgulloso. Ha sido un rally durísimo, como es habitual en las últimas ediciones, y complicado. Tuvimos que sobrepasar un problema en el segundo día, que nos retrasó un poco en la clasificación y nos obligó también a cambiar un poco la estrategia. Tuvimos que empujar y tirar fuerte para recuperar. Sabíamos que las etapas maratón iban a ser determinantes y así lo han sido. Gestionarlas ha sido la clave.
P.– Nunca antes habías conseguido revalidar este título y tampoco ningún piloto español había ganado dos dakares consecutivos.
R.– Siempre lo digo, lo más difícil es ganar después de ganar. Es por eso que estoy tan orgulloso de esta victoria. Este triunfo dice mucho de todos nosotros, del equipo y de toda la gente que tengo a mi alrededor. No me obsesionaba ya que no creo en las estadísticas. Mi filosofía es la del trabajo del día a día y afrontar cada competición como si fuera el primer día, como si no hubiéramos ganado nada.
Este año el trabajo en equipo ha sido muy importante.
R.– Sí. KTM lleva más de una década ganando el Dakar. Estamos en la mejor marca posible para optar a todo, tanto a nivel técnico como de calidad humana. En la etapa del Salar de Uyuni, por ejemplo, pude seguir gracias a la ayuda de Jordi [Viladoms] y de Ruben [Faria]. El día antes del Salar, ‘Vili’ se prestó a hacerme la moto al verme llegar. Me dijo: “Tú descansa, que te estás jugando el Dakar, que ya lo hago yo”. Eso demuestra el tipo de persona que es, además de ser un gran piloto. Son hechos que quedan grabados, no los borra el tiempo. Quiero volver a agradecerle toda la ayuda y el trabajo de estos días. Fue una auténtica lástima su abandono pero una parte de este Dakar también es suya.
P.– Joan Barreda, primero, y Paulo Gonçalves, después, no te han puesto las cosas fáciles.
R.– Muy difíciles. El nivel ha sido altísimo. Esto también le da valor a la victoria. La gente se pensaba que igual si no estaba Cyril [Despres] podía ser más fácil para mí y no lo ha sido nada. Quiero felicitar a Joan [Barreda] y a Paulo [Gonçalves]. No han tenido ese puntito de suerte que yo sí que he tenido. Creo que los dos pueden ganar el Dakar en un futuro.
P.– Con estos cinco títulos, igualas a Cyril Despres y a Cyril Neveu. Por delante solo quedan los seis de Stéphane Peterhansel en moto. ¿Piensas en el sexto?
R.– No me gustan las estadísticas pero evidentemente estoy muy orgulloso de entrar en este grupo de elegidos tan pequeño. Contento. También por haber igualado a Despres, que es con el que he estado luchando una década. Llevo una vida trabajando para llegar a este nivel. Ni en el mejor de mis sueños pensaba esto. Ahora quiero disfrutar de este momento.
P.– Y de tu comentado paso a los coches, ¿qué nos puedes decir?
R.– Ahora quiero disfrutar mucho y no tengo respuesta para mi futuro. Mi vida es la moto y antes de hacer cualquier cambio en ese aspecto, uno debe valorar muchísimas cosas.
P.– ¿Has hablado con tu hijo? ¿Qué te ha dicho?
R.– Ayer Queralt, mi mujer, me dijo que juega con una motos pequeñas, simulando salidas y carreras. Y él las narra. El otro día le escucharon: “Coma, Coma… Luchando con Gonçalves, brrrrrrrrmmmmmm, brrrrrrrrmmmmmm… y gana… ¡Gonçalves!”. Queralt se puso las manos a la cabeza y pensó: “Esto no se lo explicaremos a tu padre”.