Es, por méritos propios, uno de los coches de los que más hemos hablado en MotorEnLinea.es. Después de referencias más o menos cercanas hemos decidido tomar su volante sólo horas antes de que Loeb, Ogier, Solberg y Raikkonen lo hagan debutar en el Mundial de Rallys. Salvando las distancias geográficas y de piloto, queríamos saber qué tiene la versión cool del C3 que gusta tanto.
Nos hemos subido a él con una duda muy clara que resolver: ¿merece la pena pagar la diferencia en precio que cuesta el DS3 respecto al C3? Para el perfil de conductor al que se dirige el primer integrante de la subgama DS de Citroën sí, de eso no hay duda. Lo que aporta en términos de diseño y acabados lo equipara sin ningún tipo de complejo a los minicompactos Premium y aquí, si se comparan precios, el DS3 resulta hasta muy accesible.
Y es que en esto de la automoción hay una ley por la cual un coche es caro o no según con cuál lo compares. El DS3 exige ‘cambiar el chip’ porque en realidad no lo puedes confrontar con su hermano y sus rivales, sino con esa categoría en la que el precio pasa a un segundo plano y se abre un mundo infinito de diseño y posibilidades de personalización. El Citroën DS3 es eso y mucho más.
Del diseño ya les hablamos en la primera información que publicamos del DS3. Entonces les dijimos que sin abandonar las líneas bien nítidas del actual C3, hay una mayor riqueza de detalles en esta versión. Como la inconfundible línea de leds para la luz diurna, encastrada en una nervadura que en el C3 es un simple adorno en el paragolpes delantero. Son más las diferencias que las coincidencias a pesar de mantener intacto perfil, cotas y estructura, sobre todo porque en el DS3 nada es simple, todo es elegancia.
Sucede también en el interior, donde superficies, materiales y detalles se han mirado con lupa para propiciar ese ascenso de categoría de C a DS. En total, son siete las opciones de interior y múltiples combinaciones de texturas, materiales y colores. Y son precisamente esas inmensas posibilidades de personalización otra de las bazas del nuevo Citroën DS3, un plus que se da también en su exterior en aspectos como el techo, la carcasa de los espejos retrovisores o los tapabujes de las llantas. Cada DS3 puede estar hecho si no a imagen y semejanza de su dueño, por lo menos plegado a sus gustos. De hecho para el mercado canario las posibilidades de personalización y, por tanto, la inacabable lista de precios, supera las treinta entradas.
Tope de equipamiento
La versión con el motor tope de la gama, el 1.6 THP de 156 CV, está en sintonía con su rendimiento. Hay un toque deportivo en detalles que son de serie como el alerón trasero con luz de freno integrada, las cuatro llantas de aleación en color negro, los pedales y reposapiés en aluminio. A todo ello hay que sumar los extras de la unidad que hemos probado, como el kit de decoración interior en color negro; los asientos revestidos en cuero oscuro junto al pomo de la palanca de cambios también forrado en piel (Pack Cuero) y el paquete My Way Confort que incluye navegador con pantalla a color de 7’’, radio CD con lector Mp3, toma de audio y manos libres Bluetooth, además de automatismos en limpiaparabrisas y luces y asistentes como el estacionamiento eléctrico.
Con todo esto y aspectos de serie en toda la gama como el ESP, el ABS con repartidor electrónico y ayuda a la frenada de emergencia o el regulador/limitador de velocidad, al DS3 no se le puede achacar ni una sola pega en cuanto a equipamiento. A efectos de ergonomía otro diez. El volante es cómodo, con apoyos para los pulgares y base cromada plana para servir de asidero en curva. Los asientos delanteros, calefactados en esta versión, son confortables y tienen resaltes laterales para sujetar bien el cuerpo. El cuadro está muy bien acabado, con relojes amplios y bien contrastados y un display digital en la esfera derecha con funciones del ordenador de a bordo como el indicador de cambio de marca, aunque la pantalla de siete pulgadas de la consola también nos permite disponer de otros datos.
Es difícil valorar en qué punto el interior del DS3 es mejorable sin meterse en las arenas movedizas de la opinión y los gustos personales, pero esa obligación de compararlo son súper dotados de su categoría nos lleva a ser más quisquillosos de lo normal. El diseño del salpicadero, la consola y los controles de climatización y audio pueden agradar más o menos, pero no difieren demasiado del C3 y esto hace que desentone de lo que es la altísima media que logra este coche.
Un cohete
Volviendo al propulsor, es el mismo que anima el Mini Cooper S fruto del acuerdo de colaboración que une al Grupo PSA y BMW desde hace algunos años, con lo que la comparación con el pequeño deportivo de origen inglés es inevitable. Con 156 CV para un coche de menos de cuatro metros y que pesa alrededor de 1,2 toneladas, no hace falta decir que el DS3 es un cohete. De 0 a 100 km/h en 7,3 segundos según el fabricante y una punta rompe radares de 214 km/h son sólo un par de datos que nos dan una ligera idea de cuál es el ámbito de actuación de esta versión del DS3, la misma de los Mini Cooper S, Alfa MiTo, Audi A1 y los eternos Volkswagen Polo GTI, Skoda Fabia RS, Seat Ibiza FR, Renault Clio RS o el Opel Cosa OPC.
La capacidad de aceleración es sorprendente. A diferencia de otros motores de inyección directa sobrealimentados, el 1.6 THP no pierde en el limbo parte de su potencia en el primer cuarto del tacómetro, todo lo contrario. La reacción a un cambio de presión en el pedal del acelerador es instantánea, sin ‘pájaras’ inoportunas en algún recoveco del cuentavueltas ni nada que se le parezca. Después de habernos subido a la mayoría de modelos que forman la elite de los compactos ‘talla S’, podemos afirmar que el DS3 1.6 THP de 156 CV es de lo mejorcito.
Influye la exquisita precisión de la dirección que hace de cualquier viraje un divertido trámite. Buscar el ápice en una curva ciega y en pendiente ascendente suele ser un trago, si no amargo, agridulce si no se conoce bien la carretera. Pero con el DS3 sólo hay que meter dirección y tirar de acelerador para ayudarlo a salir en busca de la siguiente curva. Pocos coches hay más estables y divertidos en su categoría porque aunque tiene nervio, no es nervioso. Al contrario, el Citroën DS3 transmite una sensación de control y seguridad pasmosa, en parte por el magnífico equipo de frenos que cuida de él a la hora de poner coto a esos 156 CV.
Lo más llamativo es que a pesar de todas esas bondades en una conducc i ón al ataque, cuando toca ponerse los zapatos para ir al tajo la amortiguación del DS3 saca a relucir su buena simetría entre deportividad y confort y acata sin rechistar cualquier tipo de carretera que le toque pisar.
Estilo de vida
La conclusión a la que llegamos es que al poner sobre el tapete el DS3, Citroën ha conseguido captar ese tipo de clientes que, hasta no hace mucho, se iban a opciones similares en tamaño pero con el emblema de marcas mucho más caras en su frontal por el mero hecho de gozar de un vehículo representativo de un determinado estilo de vida.
Muchos de ellos buscaban ese aire cool sin importarle demasiado qué había debajo del capó o su mayor predisposición para una conducción deportiva. Para eso había versiones creadas ex profeso, y aquí Citroën también ha sabido cubrirse las espaldas con un coche que lo abarca todo. Así, volviendo a esa pregunta con la que empezábamos, en efecto este vehículo de ‘familia bien’ es ideal para esos conductores que, independientemente del tamaño, buscan un coche que sea reflejo de su personalidad. Un perfil de propietario que prefiere un iPod antes que cualquier otro reproductor de Mp3; los mismos que adoran personalizar su coche sin que eso signifique tunearlo.
Antes, este tipo de público descartaba de plano hacerse con un C3 porque por muy cargado de extras, cuero, llantas y cualquier apéndice aplicable a la carrocería, nunca colmaría sus expectativas. El DS3 lo hace y, además, refuerza esa imagen actual que tiene Citroën de marca pujante y capaz de crear tendencia. Si encima monta un motor prodigioso y divertido como el 1.6 THP de 156 CV, es el no-va-más. Hedonismo puro.