Turno de Honda en esta partida sin fin que de unos años a esta parte se juega en el tablero de lo que se ha llamado ‘movilidad eléctrica’. El nuevo ‘e’ es la primera piedra de todo un catálogo de modelos electrificados que tendrá su siguiente capítulo en el nuevo Jazz (que tendrá una versión híbrida) y que forma parte de la visión de futuro del fabricante. Prevé que en 2030 la industria se centrará en la electrificación, la automatización y los servicios, y el Honda e inicia el camino hacia esas tres direcciones.
Lo hace con un coche de aspecto minimalista y retro a la vez. Hay algo de los antiguos utilitarios que sentaron la base de los segmentos B y C hace décadas. Una apuesta atrevida, amable, elegante y sencilla que actualiza la identidad de Honda con vistas a esa nueva era. Las luces LED con doce diodos por anillo, los tiradores de las puertas enrasados, su perfil de clásico compacto de dos volúmenes y la cubierta de cristal del puerto de carga son sólo el principio. Los retrovisores se sustituyen por unos por cámara cuya imagen se emite en dos pantallas de seis pulgadas situadas en el interior del coche en un punto visual muy próximo al que suelen ocupar los espejos convencionales.
En el interior vuelve a emerger con fuerza ese aroma retro, pero fusionado con la última tecnología en asistentes, seguridad y conectividad. Ingeniería centrada en el ser humano, dice la marca, y que toma cuerpo de una forma esencial en el Asistente Personal de Honda, un sistema que, con ayuda de la inteligencia artificial, mejora la compresión de la voz del usuario para ser más rápido y preciso en sus respuestas. Otra de las funciones inteligentes es la llave digital que da la posibilidad de abrir el coche mediante el Smartphone, pero también su emparejamiento nada más se aproxima a él.
Máxima sencillez también en el puesto de conducción. El salpicadero, con un amable embellecedor con aspecto de madera está coronado por un conjunto de pantallas táctiles (hasta cinco en versiones con retrovisores por cámara) que integran el cuadro de instrumentos, el sistema multimedia y el navegador en una disposición horizontal que cruzan todo lo ancho del coche.
La conectividad la lleva al extremo gracias a la aplicación My Honda+ con la que se pueden controlar algunas funciones del coche, pero también al ofrecer diversas entradas de conexión bajo la consola central para conectar y cargar dispositivos con facilidad.
Hasta cinco pantallas
El volante de dos radios, muy sofisticado a la vista con los detalles en negro brillante, se hace con multitud de botones y mandos para controlar este enorme y futurista panel de control. La gran distancia entre ejes en proporción con el tamaño del coche (2,53 metros para una longitud total de 3,89 metros) proporciona al Honda e un habitáculo espacioso. Eso sí, el maletero apenas tiene una capacidad de 171 litros.
Parte de la visión de futuro de Honda consiste en entender la movilidad como un servicio al que se accede y no como un producto que se posee. También en hacer coches cada vez más seguros y más autónomos. Su nuevo ‘e’ estrena el sistema de prevención de impactos por control de frenado, que evita una aceleración repentina al arrancar o al circular marcha atrás cuando hay un obstáculo; la función de frenado a baja velocidad, que activa el freno en caso de necesidad; y el sistema de notificación de arranque del vehículo precedente, que ayuda a hacer más fluido el tráfico urbano. El asistente de aparcamiento monitoriza las plazas disponibles y resalta en el interfaz del cuadro la posición adecuada para proceder a la maniobra asistida.
El Honda e es un coche conectado, muy automatizado pero, también eléctrico. Hay dos versiones, la estándar con 100 kW (136 CV) y la e Advance con 113 kW (154 CV). Difiere la potencia, pero no la autonomía al compartir la misma batería de 35,5 KWh: 222 kilómetros. A la hora de cargar, en un sistema rápido, sólo necesita de media hora para obtener un 80% de esa autonomía. Como otros eléctricos de última generación, el Honda e permite un sistema de control mediante un solo pedal que facilita su conducción en entornos urbanos; dos modos de conducción: normal y deportivo; y unas levas en el volante con las que se selecciona el grado de deceleración que aporta el sistema de freno regenerativo.
