Siempre al quite de lo que va alumbrando una categoría en permanente efervescencia como la de los compactos, esta semana ha tocado tomarle el pulso al nuevo i30 de Hyundai. La marca coreana ha perfeccionado este modelo que entró hace tiempo en una espiral de europeización que tiene su continuidad en esta versión 2015 que hemos probado. Concretamente, la versión Style con el motor 1.6 GDI atmosférico de 135 CV que, se lo adelantamos ya, nos ha convencido.
Ya nos han leído aquí en MotorEnLinea.es y escuchado en nuestro programa de radio hermano Kilómetro 103 hablar de lo que supuso la línea de 'Escultura Fluida' de Hyundai a la hora de proporcionar personalidad a toda una generación de modelos de la marca. En el contexto de este segmento tan dado al atrevimiento y a la innovación, el i30 tomó su propio camino con una estampa en la que el frontal es lo más característico.
Este restyling que sin duda precede a una futura regeneración total, no desentona entre sus rivales gracias a sus formas deportivas y muy sugerentes. A quien le gusten las curvas, el exterior del i30 le va a encantar... Ya sea por delante, de perfil o visto de espaldas, está repleto de líneas de carácter que ensalzan su tamaño y lo alejan mucho del viejo cliché de coche asiático es igual a coche sencillo.
Si hay una nota dominante en el interior del i30 es su amplitud. Por lo menos en el puesto de conducción. Aunque estéticamente es una solución que puede convencer o no, la consola central muy vertical libera de espacio esa zona creando esa impresión real de holgura. No va a haber peleas por repartirse el reposabrazos central que separa uno de otro asiento y aunque piloto y copiloto vayan de manera confortable, no hay víctimas en las plazas traseras.
Nos ha gustado mucho la sujeción del cuerpo que proporcionan los asientos y el que el volante multifunción de este modelo recoja prácticamente todos los mandos necesarios para controlar las funciones esenciales del coche. Incluso el ordenador de a bordo –cuyos botones suelen esconderse en lugares poco visibles y de nula ergonomía– están ahí y eso es algo que se agradece. Especialmente cuando según preferencias en el ajuste del puesto de conducción esa consola central acaba quedando algo lejos del área de influencia natural de la mano derecha.
En acabados posiblemente nuestra consideración sería aún mejor si no nos hubiéramos subido ya al nuevo i20 que ha subido la media de Hyundai en este punto, pero el i30 cumple. No se recrea en los detalles, pero ofrece un conjunto moderno y, por encima de todo, muy funcional.
Para disfrutar al volante
Es cierto que los que pongan en gran valor el diseño y los acabados quizá vean en un plano de superioridad a los compactos europeos, pero como ha venido mostrando la marca en el citado i20 o en el sensacional Tucson que se presentará este próximo verano, es cuestión de (poco) tiempo que se pongan al día.
Hyundai ha empezado la casa por la base con el i30, y eso, en un segmento como este, significa que han primado el rendimiento dinámico, punto en el que incluso en una versión estándar como la que hemos probado cumple y de qué manera.
Sin perder de vista su condición de compacto ‘para todos los públicos’ y una nobleza en el rodar considerable, este Hyundai sorprende cuando de hilvanar curvas se trata. Sin necesidad de recurrir a un sistema como el FlexSteer, la dirección aporta una precisión sensacional, aunque la sensación reinante al poner en práctica una conducción más deportiva con el i30, esa sin duda es la de estabilidad.
Insistimos en que sin tener que armarse con suspensiones endurecidas o una versión de chasis de altura rebajada, el Hyundai i30 propone de entrada un conjunto que transmite una seguridad notable. Impresiones todas muy valoradas por el conductor europeo medio y, más aún, por el cliente canario que lleva en su ADN ese gusto por disfrutar al volante en cualquier carretera de montaña.
Dicho esto, sin duda el i30 de Hyundai es uno de esos coches que hay que probar antes de emitir un juicio sobre él.
Su cara más divertida
Habrá que probarlo también con la versión sobrealimentada de este motor 1.6 con 183 CV antes de adjudicarle un notable alto a su bastidor, ya que el GDi convencional, al no brillar demasiado en un primer sector del ‘cuentavueltas’ tampoco pone en grandes compromisos al chasis en ese primer 'arreón'.
Es un propulsor que conocemos a la perfección, ya que lo hemos probado en otros modelos de Hyundai y Kia, y montado en este modelo se muestra algo más vivo y solvente en su talón de Aquiles: las carreteras con desniveles importantes. Será por su peso o por una mejor relación de cambio, pero nos ha sorprendido gratamente.
Gusta también de ese 1.6 GDI lo bien que se comporta llaneando, lo dócil y silencioso que es en trayectos urbanos y lo elástico en fuertes aceleraciones. Como otros modelos, dispone al final del recorrido del pedal de un botón 'kick down' que si bien debería proporcionar un plus de par al pisarlo con fuerza (función 'overboost'), no lo hace con suficiente rotundidad como para que se perciba claramente. Como decimos, un motor que en el i30 muestra su faceta más divertida cuando hacemos la vista gorda a los datos de consumo medio y lo mantenemos a un régimen de giro alegre.
Respecto al equipamiento, nos parece muy acertada la estrategia adoptada por Hyundai, proporcionando a sus modelos muchos de los dispositivos que son indispensables en esta era de conectividad. Hablamos del Bluetooth con manos libres, reconocimiento de voz y mandos en el volante; el equipo de audio con entrada auxiliar que reconoce inmediatamente un dispositivo externo y también de sistemas como el control de crucero. También hay que subrayar las luces estáticas de giro o el asistente de arranque en pendiente.
Como en otros coches de su estilo, el i30 tiene un diseño posterior muy llamativo pero poco práctico en cuanto a visibilidad. Como los chicos y chicas de Hyundai Canarias están en todo, esta versión que hemos probado contaba también con una cámara de visión posterior muy útil y recomendable. Como el resto de la gama de l marca coreana, este compacto se comercializa con cinco años de garantía.